La pandemia de la COVID-19 ha cambiado al mundo, y, sin duda una de sus principales víctimas ha sido la educación. Muchos niños se han visto afectados por suspensión de clases, e incluso, algunos hasta han olvidado leer y escribir.
Las Naciones Unidas los llaman «la generación perdida», asegura que cerca de mil millones de menores alrededor del mundo están en riesgo por tener una «pérdida de aprendizaje» significativa.
Radhika Kumari es un ejemplo de ello, tiene 10 años y prácticamente olvidó cómo leer y escribir debido a que estuvo 17 meses alejada de las aulas, así lo constató BBC News.
Radhika vive en el estado de Jharkhand, en India. Cuando las escuelas tuvieron que cerrar, los niños no tuvieron acceso a ningún dispositivo que les permitiera continuar con sus estudios.
El economista Jean Dreze explicó a la BBC que «fue realmente impactante descubrir que, de 36 niños matriculados en un solo curso de nivel primario, 30 no podían leer una sola palabra».
Caso Latinoamérica
En América Latina, la situación no ha sido diferente, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), cerca de 86 millones de niños aún no han retomado las clases, lo que pone en riesgo el progreso de su aprendizaje.
Jean Gough, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe explica que muchos niños no han tenido la oportunidad de ver a sus profesores y compañeros a través de una pantalla; y, además, asegura que no solamente existe el riesgo de que los niños «dejen de aprender las competencias básicas para su vida, sino de que incluso no regresen nunca a la educación formal».
Además, Gough reitera que la situación más preocupante se encuentra en las zonas vulnerables, en donde la deserción escolar ya era considerable, incluso previo a la pandemia de coronavirus.
La BBC retomó el caso de Richard Guimaraes, un joven de 15 años y vive en San Rafael, una comunidad indígena ubicada a dos horas y media de la ciudad Pucallpa, en el Amazonas peruano.
Se encontraba cursando bachillerato cuando llegó la pandemia, entonces se vio obligado a parar sus estudios, asegura que durante un año y medio no aprendió nada, y que la situación provocó que su colegio «fracasara».
Guimaraes sueña con ser diseñador gráfico, su padre trabaja con artesanías y vendiendos plátanos. Su materia favorita es la clase de arte. No obstante, la situación ha provocado que su comunicación con los maestros sea dificultosa.
Urgente regreso a las aulas
Expertos en psicopedagogía y procesos educativos aseguran que la situación es preocupante, y que los jóvenes necesitan volver a las aulas lo más pronto posible.
«La verdad es que, en materia de conocimientos, un año y medio, casi dos de pérdida de clase porque la realidad es que los niños están volviendo a una escolarización muy precaria, es una catástrofe, que además va a costar mucho tiempo superar», dijo a la BBC Guillermina Tiramonti, especialista en educación e investigadora de Flacso Argentina.
A la fecha, el informe de la ONU señala que 47 millones de niños han regresado paulatinamente a las aulas.
Pese a que muchos ya se encuentran retornando poco a poco a la realidad, los desafíos que representan para los maestros y estudiantes el regresar a clases, y la exigencia de esfuerzo y voluntad, han provocado que se los métodos y dinámicas de aprendiza se conviertan para no volver más a lo que una vez fue.