Su cercanía con el teatro ha llevado a muchos a pensar que es parte de alguno de manera permanente, pero no. Lo cierto es que René Figueroa ya cuenta con su sello como fotógrafo en artes escénicas. En estas palabras, de primera mano, comparte un poco de su método y de cómo, al final, todo su conocimiento artístico y matemático convergen.
Al principio, tu meta era demostrar que sí se hace teatro en el país, pero ¿cómo has renovando la manera de darnos a conocer el teatro a través de tus ojos?
Eso es algo que yo fui descubriendo, porque yo no era un fotógrafo ni especialista en artes escénicas. Tuve un proceso de aprendizaje intensivo, porque fotografiar 50 obras de teatro en un año no es algo fácil. Allí me gradué como fotógrafo de artes escénicas. Pero no solo se trata de llegar, hacer la foto y reproducir lo que con el ojo desnudo la gente está viendo en el teatro, sino que se trata de encontrar algo diferente, con todas las limitantes que hay, porque a los actores yo no los puedo dirigir, la iluminación no puede modificarse. Entonces, lo que me quedaba era ser creativo para poder hacer una imagen en la que yo me sorprendiera y dijera: “esta imagen a ojo desnudo no la vi así”. Y allí voy creando una especie de método. Ahora eso ya lo tengo internalizado, y lo que ocurre es que estoy tan pendiente de qué está ocurriendo en la escena, es decir, estoy concentrado en el texto y eso me da pauta para anticiparme a lo que viene y estar preparado. Al terminar la “foteada” y el proceso de selección de foto, lo que trato de hacer es como contar la historia en imágenes, de tal forma que alguien que vio la obra no diga que es lo mismo que fue a ver sino que diga: “esto no lo vi”, es el reto, por lo menos, con una foto en cada obra.
¿Has logrado sistematizar tu método de manera racional y paso a paso?
Yo creo que sí, porque la gente de teatro me dice que pueden identificar una foto mía sin que tenga firma. Eso significa que hay algo allí de lo que estoy entregando que se repite.
Tenés tu propia narrativa visual.
Sí, se ha creado un estilo. Y yo lo siento cuando hago fotos, pero eso no significa que hago fotos en automático, cada obra para mí es un nuevo descubrimiento. Pero paso a paso no podría decir mi método, porque depende de cada obra, lo que sí podría decir es que tengo tres tipos de encuadres que son infaltables: generales, de planos medios y de detalle. Otra cosa es que trato siempre de meter alguna fotografía de movimiento, que sea en baja velocidad y que este tipo de foto no las hago con trípode sino a pulso, ya tengo mi fórmula: cuatro segundos, ISO 100 y F entre 11 y 16, sostengo la respiración y la cámara pegada al pecho.
¿Qué proyectos estás trabajando ahora?
Estoy trabajando un proyecto de fotografía de calle. Yo tengo tres rubros creativos: la fotografía conceptual, que me da un poco más de libertad para transmitir mi discurso creativo, luego la fotografía de calle y la otra es de las artes escénicas. Eso como mi trabajo en la parte autoral. Este proyecto de explorar fotográficamente el circuito de las tres plazas del Centro Histórico de San Salvador. Estamos hablando de, por lo menos, una vez por semana visitar las plazas Barrios, Morazán y Libertad, en un recorrido de dos horas cada vez. La idea es ver cómo las cosas van cambiando en el tiempo en el centro, llevo cuatro años en este proyecto. Lo que busco es ver cosas distintas.
¿Qué vas a hacer con ese material?
Es para un fotolibro, pero no tengo plazo. Inicialmente, quería dos años para hacer una revisión del material, lo hice y no puedo parar. Voy a parar cuando sienta que estoy empezando a repetir, ese será el momento.
¿Para siempre te olvidaste de la ingeniería o aún le guardás cariñito?
Mirá, soy un poco temeroso de decir “para siempre”, pero no, no le guardo cariño, es algo que no puedo negar que sucedió en mi vida, pero realmente la felicidad que me da dedicarme a estos tres rubros, que son lo que me da vida, es impagable esa felicidad. Desde ese punto de vista no extraño la ingeniería, si pudiera tener el salario que tenía como ingeniero haciendo lo que ahora, sería el ser más feliz de este mundo, pero todo requiere sacrificio. Pero lo bailado como ingeniero nadie me lo quita.
¿Te sirve ese conocimiento?
Fíjate que de alguna manera la ingeniería, aunque mucha gente piensa que es matemática y física, realmente es de ingeniársela para resolver problemas, toda la teoría es una herramienta para eso. Y en lo creativo es lo mismo, vos estás resolviendo el problema de cómo transmitir un discurso a través del arte. Es algo que casa, porque tanto la poesía, como la música y la fotografía tienen a la base la matemática. La poesía porque vas contando silabas con ritmo y estructuras un poema; la música, por el tiempo, es matemática y en la fotografía, por los parámetros que ocupás en la cámara para una correcta exposición, eso es matemática pura también. Todo está interrelacionado.