Quienes visitan el parque Cuscatlán y entran por primera vez a la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué (SNES) creen que el lugar es reciente; sin embargo, la sala ha estado allí desde 1939, cuando Maximiliano Hernández Martínez gobernaba el país.
En ese mismo año se inauguró el parque Cuscatlán, el cual tenía una rotonda con «arquitectura de corte neoclásico», un espacio techado al aire libre, sostenido en anchas columnas y rodeado de jardines. Las cuatro columnas interiores tenían bancas a su alrededor; no había barandas, puertas ni paredes.
Una investigación del Ministerio de Cultura sobre los orígenes de la sala de exposiciones rescata una entrevista (sin año preciso) hecha al arquitecto salvadoreño Salvador Choussy, quien atribuye al arquitecto español Germán de Falla, hermano del famoso compositor Manuel de Falla y Matheu, como el autor del diseño original de la galería balaustrada en el parque Cuscatlán.
Según Choussy, la similitud de estilo que guarda la sala con el Seminario San José de la Montaña, que fue creado por Falla entre 1934 y 1936, hace concluir que se trata del mismo autor.
Choussy también detalló que fue el célebre Salvador Salazar Arrué, más conocido como Salarrué, quien tenía permiso y aprobación para transformar el parque y construir la sala de exposiciones.
Un archivo de la «Revista Cultural» de 1958 confirma que fue Salarrué quien manifestó su deseo de convertir la rotonda en una sala de artes.
«Es posible que me equivoque, pero Bellas Artes no tiene aún una sala que pueda ofrecerse a un artista profesional […]. Todo esto no ahoga la esperanza de que, en alguna forma, las autoridades acepten mi idea de poner el hemiciclo del parque Cuscatlán en condiciones de servir como una buena galería de arte profesional», indicaba en aquel momento Salarrué.
Agregaba: «He hablado antes al presidente Lemus de ello, y me parece que aprueba mi idea. Lo mismo diré del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ortiz y Mancía, y del subsecretario, doctor Martínez Moreno. Creo contar con la cooperación del director de Bellas Artes, don Luis Gallegos Valdés, porque la cosa es indispensable para el buen nombre de las bellas artes en El Salvador, al menos mientras se construye el museo de arte propiamente dicho».
Un año después de esta entrevista, en 1959, la Galería Nacional de Artes, nombre inicial de la sala de exposiciones, fue inaugurada por el entonces ministro de Cultura, Mauricio Guzmán, y bendecida en acto solemne por monseñor Luis Chávez y González, arzobispo de San Salvador.
Para la actual directora nacional de Museos y Salas de Exposiciones, Astrid Bahamond, la ilusión personal de Salarrué de contar con un espacio digno para las artes lo convierte en pionero en la promoción de obras de esta índole en el país.
«Él fue quien por primera vez abre una galería de arte pública no comercial. No existían salas de exposiciones, no existía la reivindicación del artista plástico dentro de la sociedad», explica.
Con el paso de los años, la sala ha registrado remodelaciones. En 1977 se extendió la galería techada hasta el primer juego de columnas y en 1996 el Patronato Pro-Patrimonio Cultural intervino una vez más el edificio.
El patronato encomendó la nueva obra al arquitecto Choussy, quien reordenó el edificio «para adecuarlo mejor» y ganar espacio para una exhibición, lo que implicó extender el techado hasta la segunda hilera de columnas originales.
Dada la importancia a través del tiempo de la edificación, el 13 de septiembre de 2005 la Asamblea Legislativa lo nombró bien cultural.
El 30 de agosto de 2007, el edificio recibe el Escudo Azul de Protección de la Unesco, que lo resguarda y protege en caso de guerra interna o externa, según lo establecido en el artículo 10 de la Convención para la Protección de Bienes Culturales.