La población salvadoreña ha perdido el interés y el valor por la historia local de cada municipio, historia que está conformada por importantes acontecimientos que no solo trascendieron en un espacio geográfico y época determinada, sino que han dado aportes significativos para construir nuestra identidad, nuestra historia y nuestra cultura.
Es importante valorar nuestras raíces, su cultura y las huellas imborrables que diversos actores han plasmado en todo el territorio nacional, porque nos permiten visualizar con otra mirada nuestro entorno. Por ello es necesario que la educación contribuya a promover procesos de investigación que nos ayuden a conocer y reflexionar la historia local desde las aulas.
Mi propuesta educativa consiste en identificar a aquellos personajes que en cada municipio pueden contar sus experiencias a lo largo de la historia y en especial la de sus municipios de origen o de residencia, ya que, por lo general, desconocemos los aportes que cientos de pintores, escritores, culturólogos, artistas, profesionales, líderes comunitarios y demás actores han hecho para favorecer nuestro desarrollo educativo, económico y cultural.
¿Estamos conscientes de la herencia que distintos personajes han hecho sobre nuestros municipios? Desde visitas guiadas para conocer monumentos, plazas, museos hasta la lectura de estudios bibliográficos y muchas actividades académicas y culturales más que pueden llevarnos al pasado, sin perder de vista el presente.
La historia local quizá nunca será una prioridad para nadie, pero puede ser fundamental en el desarrollo educativo de la población estudiantil y nuestro compromiso como sociedad debe ser aprovechar ese recurso histórico local para motivar la investigación en los 262 municipios.
La historia salvadoreña se destaca en los libros de texto con un enfoque predominante de hechos nacionales y departamentales, que, por lo general, invisibiliza notables narraciones sobre el origen patrimonial, comercial, gastronómico, artístico, musical y de identidad local en los distintos municipios. Esos aportes sin duda han sido importantes para el desarrollo económico y cultural del país, y en la actualidad se puede aprovechar de esa riqueza histórica y cultural para fomentar el turismo local, que se acompaña de hermosos paisajes, pueblos de antaño y de personas amables y llevaderas.
La comunidad educativa y la sociedad pueden sumarse a este viaje por el pasado retratando nuestra historia a través de la investigación que realicen junto con las nuevas generaciones, quienes pueden tener la oportunidad de visitar a adultos mayores para conocer lo que han vivido en sus épocas de infancia y adolescencia.
Promover conversatorios con algunos protagonistas o narradores que vivieron de primera mano grandes acontecimientos locales marcará un paso importante para la recopilación de la historia y será un ejemplo de humanismo y de reconocimiento social del legado que heredan nuestros antepasados a las nuevas generaciones. De esta manera también entenderíamos que algunos hechos que marcaron nuestra sociedad fueron escritos con sangre y dolor. Por ello, como sociedad, debemos estar conscientes de que un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla.
Los municipios rurales y urbanos que conocen su historia pueden resurgir hacia el desarrollo como el fénix, ave que, según la mitología griega, es de larga vida porque se regenera de las cenizas de su predecesor.
La historia local es el cimiento de la identidad de los pueblos, como lo señala la ciencia que la estudia, la antropología cultural, que es la rama de la antropología que centra su estudio en el conocimiento del ser humano por medio de su cultura, es decir, costumbres, mitos, creencias, normas y valores que guían y estandarizan su comportamiento como miembro de un grupo social.
La escuela puede llevar a cabo este proceso apoyándose en la antropología cultural por ser una rama que centra su estudio en el conocimiento del ser humano por medio de la cultura, con énfasis en lo local.
Estamos en el momento oportuno para ser corresponsables de transmitir y sistematizar la historia local, en vías de culturizar una sociedad más humanista con la finalidad de dejar huellas positivas y legados dignos a nuestras nuevas generaciones.