La historia política del FMLN comenzó a escribirse a partir de los comicios legislativos y municipales de 1994, primeros que se realizaron tras el final de la guerra civil.
Esa historia comenzó a escribirse entre disidencias, discrepancias y escisiones dentro de la estructura y la dirección del recién fundado Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional como nueva opción electoral.
Producto de dichos comicios, la primera bancada efemelenista fue integrada por 21 legisladores, pero terminó fraccionándose cuando siete originaron un nuevo instituto político: el Partido Demócrata (PD). Solo tres años después, en 1997, el PD feneció al no alcanzar el 3 % de los votos válidos en una elección, y los cuatro diputados que obtuvo se aliaron a otras formaciones políticas.
Esa primera división solo fue el preámbulo para un mal que aqueja hoy al partido de izquierda.
En las elecciones legislativas y municipales de 2003 se dio el segundo rompimiento y constituyó otro partido político: el Movimiento Renovador, pero este también quedó fuera de la palestra en las elecciones presidenciales de 2004 al no obtener como mínimo un 3 % de los votos válidos.
Uno de los principales detonantes para las divisiones del FMLN es que, desde su formación como grupo guerrillero, convergieron cinco corrientes ideológicas diferentes que no lograron encontrar comunión total entre sus principios e ideales.
En 2014, cuando el segundo Gabinete de Gobierno bajo la bandera roja iba a comenzar a dirigir El Salvador, hubo un giro entre las autoridades del partido.
Salvador Sánchez Cerén, del ala comunista y en ese entonces presidente de la república electo, convocó a cuatro miembros que habían sido relegados del FMLN, cuya participación era mínima: Hugo Martínez, Gerson Martínez, Óscar Ortiz y Manuel Melgar.
A los cuatro les fue anunciada hasta una posible expulsión por pregonar una «renovación» al interior del instituto rojo años atrás.
Desde las elecciones legislativas y municipales de 2018, cuando el FMLN comenzó a recibir reveses electorales por parte de la población, la crisis se fue agravando, y lo que se percibía como pugnas internas terminó saliendo a la luz pública.
Actualmente, la sombra de las divisiones y escisiones vuelve a rondar al partido izquierdista, ya que hay voces que reniegan de la dirección que está tomando y no auguran un resultado favorecedor para las elecciones de 2024.
Víctor Suazo, exdiputado del FMLN por San Salvador, ha señalado que existe una «secta» aparte de la comisión política, que es la que termina tomando las decisiones. Suazo señala que ese pequeño grupo no permite opiniones diferentes y se ha hecho mención hasta de posibles expulsiones.
La crisis roja dejó de ser interna y ahora se ha comenzado a ventilar al exterior con otras voces, como la de Schafik Hándal hijo acusando a Suazo de no medir su discurso.
Una de las medidas que ha aplicado el FMLN ante este tipo de crisis es reformar sus estatus, pero el resultado ha terminado abriendo más las heridas.
El año electoral 2024 no pinta alentador al partido rojo, que por ahora solo cuenta con cuatro diputados y 27 alcaldes, mientras las encuestas lo ubican prácticamente fuera del espectro político.