Estos días han sido de sobremanera claves para comprender en buena parte cómo se construyó la desigualdad. No obstante, en la discursiva de los que han provocado tales acontecimientos, la táctica ha sido la de ponerse como los «ofendidos», «víctimas», incluso «adalides» de la redención de sus ya decrépitos instrumentos político-electorales, que solo han demostrado ser aparatos corruptos dedicados al saqueo sistemático del erario.
La comisión antifachada, dedicada a investigar los fondos erogados por las gestiones anteriores de la Asamblea Legislativa a las ONG, ha sido visitada ya por algunos de los implicados en actos que están siendo investigados para deducir posibles ilícitos y, al mismo tiempo, indagar los destinos de estos para que, por supuesto, sean devueltos.
Sin duda, un punto a observar es la forma en la que algunos de los llamados a esta comisión han llegado victimizándose y sosteniendo el discurso apoyado por los aliados de la oposición de «los mismos de siempre», de que han tenido una victoria política, omitiendo por supuesto en sus argumentos la verdad. Sí, la verdad, porque es claro y contundente que lo único que están celebrando es el cinismo en su máxima expresión.
Pero hay algo que no debemos olvidar y es cuando la memoria histórica —de hechos no muy lejanos— debe aparecer. Nuestro país perdió en una guerra cruel más de 80,000 salvadoreños, además la posguerra nos ha dejado cifras similares de personas que sucumbieron a la violencia social. Qué decir de los abismos de la desigualdad y la desesperanza; las migraciones y la falta de oportunidades de un país que se ha repartido como botín, en la que la mayoría de la población no ha tenido voz para encarar a sus victimarios.
No, señoras y señores, este es el momento de la verdad, ¡el turno del ofendido!; es la oportunidad histórica de que aquellos quienes construyeron esta sociedad tan injusta sean expuestos y se denuncie cada uno de sus crímenes.
La nueva Asamblea Legislativa y su servidor tenemos un compromiso con nuestro país y con la gente que ha sido ofendida; los miles de miles de salvadoreños que llegaron al sufrimiento producto de esta alianza maquiavélica ARENA-Frente, la que ahora, más que nunca, estamos desenmascarando.
Por último, hay que decir nuevamente que no tendremos miedo de seguir con esta dinámica en favor de la población. La oposición querrá siempre poner como argumento su cinismo y revivir con sus «campeadores» una lucha que ya tienen perdida. Nosotros llegaremos a la verdad y será nuestra principal arma para lograr la consecución de la justicia social e hilvanar las bases de la sociedad que merecemos.