El proceso de beatificación del sacerdote Rutilio Grande, el fray Cosme Spessotto y sus acompañantes mártires Nelson Rutilio Lemus y Manuel Solórzano tuvo un principal interés por parte del Papa Francisco y contó con una dedicación especial por parte del Vaticano, reconociendo el legado que han dejado en El Salvador, según señaló monseñor Rafael Urrutia, canciller vicepostulador y coordinador de la comisión de beatificación.
Urrutia explicó que el proceso inició en marzo de 2015, mientras se realizaban los preparativos para la beatificación de San Óscar Romero. Urrutia destacó que el Arzobispo de San Salvador, monseñor Escobar Alas, pidió que se iniciara el proceso de canonización del padre Rutilio Grande, el cual comenzó, oficialmente, en abril de 2015.
«Han sido seis años. Costó menos porque lo supimos en febrero de 2020, pero la pandemia frenó todo. El proceso avanzó en tiempo récord. El papa Francisco tuvo un interés particular porque es un hermano jesuita y es así como hemos llegado hasta hoy», comentó.
«Son salvadoreños, de nuestra raza, que ahora alcanzan, en la Iglesia Católica, que s el más grande de los honores. La Iglesia no les premia haciéndolos beatos, sino que reconoce que vivieron su fe y dieron su vida por los pobres, por los campesinos y, ahora, la iglesia lo que hace es proponernos a nosotros esos modelos de vida para que podamos intentar ser buenos salvadoreños», destacó también Urrutia.
El monseñor señaló que el proceso había iniciado con Rutilio Grande. Sin embargo, el Vaticano señaló que no podía dejarse de lado la obra y legado del fray Spessotto y los dos mártires salvadoreños, por lo que el proceso acabó ampliándose y abarcando a los cuatro para esta beatificación y ascenso a los altares.
«Inicialmente, hicimos el proceso pensando en Rutilio y Roma nos corrigió la plana, nos dijo que era Rutilio y sus compañeros mártires. El martirio es una vocación muy especial. Es una vocación a la que Dios llama para que puedan ofrendar su vida como testimonio de su fe y ser modelos para otros que pueden imitar esta actitud de entrega a Dios», comentó.
Finalmente, Urrutia señaló que esta celebración para el pueblo salvadoreño ha requerido de un arduo trabajo. Además, enfatizó en que se han tomado medidas para facilitar la transmisión en medios digitales para aquellas personas que no han podido asistir a la misa de beatificación, celebrada este sábado en la Plaza Divino Salvador del Mundo, en San Salvador.
«Tenemos 700 jóvenes voluntarios. En total son más o menos 1,000 personas que han trabajado en estos preparativos. Hemos hecho la invitación para 6,000 personas teniendo presente la pandemia. En estos momentos, entendemos que la gente tenga temor. Pero habrá transmisión a través de los canales católicos y por medios digitales a Estados Unidos y el mundo entero», dijo.