Hace algunos días el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, con sus siglas en inglés WTTC, pronosticó que nuestro país presentará mayor dinamismo en el turismo internacional en el primer trimestre del año en curso.
En dicha publicación, la WTTC destacó, además, que Latinoamérica en su conjunto experimentará un crecimiento en el rubro de turismo del 12 %, por cierto, mayor a 2019, que el mismo estudio lo caracteriza como «año normal», porque después vino la pandemia.
Es oportuno mencionar que en dicha lista El Salvador está por delante de Nicaragua, Guatemala, Honduras, Costa Rica, México y Colombia, en comparación con 2019.
Asimismo, las proyecciones del Instituto Salvadoreño de Turismo señalan que alrededor de 3.8 millones visitarán el país en el presente año, y esto en términos estadísticos representará un 12 % más que en 2023.
En El Salvador, la industria turística fue una de las más pujantes el año anterior, y que dejó más de $3,793 millones a la economía salvadoreña. Esto representa un 47 % de los ingresos obtenidos por remesas provenientes del extranjero.
Como profesional en ciencias económicas, estoy convencido de que más temprano que tarde los ingresos generados por la industria turística superarán los ingresos obtenidos por el lado de las remesas. Y esto provocará un impulso sin precedentes dentro del marco del crecimiento económico.
Mi experiencia en el campo laboral, estudios de riesgo, me llevan a concluir que El Salvador en estos momentos representa una de las naciones de la región con las mejores condiciones para crecer en el corto plazo. Y no me cabe la menor duda de que dentro de tres años estaremos con una tasa de crecimiento que rondará más del 3 %, y quizá, sin querer ser tan optimista, del 4 %.
Las razones principales de este fenómeno encuentran su explicación más certera en el tema de seguridad. Y el hecho mismo de eliminar la delincuencia generada por los pandilleros se convirtió en un tema mundial, y en donde muchos países pusieron sus ojos en nuestra querida nación, debido, como dijimos antes, a los resultados obtenidos.
Efectivamente, se sabe que cuando un país sale de una guerra, una crisis política, y al mismo tiempo logra superar el tema de seguridad se presentan más temprano que tarde grandes cambios en el rubro de turismo, y es que aumentan los visitantes, para el caso, llega casi de inmediato o posterior a la crisis la primera generación que abandonó su país, luego vienen sus hijos que crecieron con otra cultura, y después visitantes de otros continentes.
Esto último está sucediendo aquí, y es que El Salvador está siendo visitado por extranjeros de todas partes del mundo. Y es gente que quiere conocer de primera mano lo que está sucediendo como resultado del liderazgo del presidente Bukele. Eso sin mencionar a empresas multinacionales que están interesadas en invertir en el país.
En el primer período del presidente Bukele, que está a pocos meses de finalizar, se logró colocar Surf City en el ojo del turismo mundial, y prueba de ello son los diferentes campeonatos mundiales organizados en diferentes playas de la zona. Y aquí cabe destacar que el trabajo incansable de la ministra de turismo, Morena Valdez, fue clave.
Sin lugar a duda, se puede hacer más, y esto último demandará la realización de grandes obras en infraestructura en la zona, todo con el objetivo de integrar la región a las exigencias del turismo internacional, y esto implica la construcción de un malecón en donde los turistas nacionales y extranjeros puedan admirar las playas con servicios públicos de primer nivel, oficinas de información turística en varios idiomas, escuelas de español para visitantes extranjeros, sanitarios limpios e inteligentes, la creación de ordenanzas municipales que permitan a los empresarios de la zona adecuarse a los estándares internacionales de turismo, una policía municipal bilingüe, un sistema de transporte moderno con la finalidad de ofrecer a los turistas la posibilidad de recorrer la zona de manera cómoda, económica y segura.
Por supuesto, todo esto implicará la construcción de espacios familiares, parques, sistemas de seguridad con cámaras de alta tecnología, etcétera.
De la misma manera, se vuelve necesaria la promoción del aprendizaje del idioma inglés, al igual que la creación de carreras técnicas que sean compatibles al rubro turístico y que permita a los jóvenes de la zona elevar su capital humano con el fin de mejorar sus oportunidades de conseguir un mejor empleo.
Todo lo anterior exige un trabajo coordinado con el Gobierno Central, del mismo modo trabajar de la mano con la empresa privada, lo cual representa una condición necesaria para volver la zona atractiva al mundo.
Definitivamente, las nuevas autoridades municipales no solo tendrán la responsabilidad de velar por los ciudadanos de La Libertad Costa, sino que deberán pensar de manera global y entender que la llegada de visitantes extranjeros al país cambiará para siempre la forma de gobernar en dicho municipio, porque estarán obligados a seguir las tendencias del turismo mundial y ofrecer servicios públicos eficientes, modernos y de primer nivel.
Mi opinión al respecto me lleva a pensar que la persona que más se adapta en estos momentos a la nueva forma de gobernar en dicha región es el candidato de Nuevas Ideas, César Godoy, quien en tres años logró grandes transformaciones en el municipio de Zaragoza, y esto gracias al trabajo coordinado con el Gobierno Central y la empresa privada. Un joven empresario, dinámico, inteligente, que dentro de sus propuestas se encuentra la creación de una universidad con carreras que se adapten a las nuevas necesidades que se vienen para la zona en los próximos meses.
Imagínense a un futuro alcalde de la talla de César Godoy dirigiendo La Libertad Costa, trabajando de la mano con el Gobierno Central y la empresa privada, lo que se podría alcanzar en dicha región del país.
En definitiva, no podemos continuar con personas en la administración municipal que tengan una visión corta de la realidad. Y es que en las actuales circunstancias el elefante que se nos viene encima implica la elección de jefes locales con gran capacidad para gobernar, con visión de futuro y una mente que sea capaz de entender la dinámica de la industria turística mundial, y sobre todo de buscar las mejores soluciones para sus ciudadanos.