Este martes, El Salvador recibió un cargamento con 326,400 dosis de la vacuna de AstraZeneca, comprado directamente por el Gobierno del presidente Nayib Bukele. Con estas vacunas, ya suman 12.5 millones en el territorio nacional, que se resguardan en el Centro Nacional de Biológicos (Cenabi), del Ministerio de Salud, con modernas instalaciones para conservar a la temperatura adecuada el fármaco.
El 12 de octubre se superaron los 8 millones de dosis administradas. De la primera aplicación el acumulado es de 4.2 millones; de la segunda, 3.5 millones, y de la tercera dosis, 243,969.
Las jornadas de vacunación se desarrollan en el megacentro del Hospital El Salvador, en los tres puntos con modalidad autoservicio y en los 166 establecimientos fijos. A estos se agregan los centros de vacunación móviles, que a diario se desplazan por diferentes municipios, y las brigadas médicas que vacunan casa por casa. Las dos últimas modalidades no requieren cita y son los más recientes esfuerzos para aumentar la cobertura de la inmunización de la población salvadoreña.
La vacunación es un pilar fundamental, pero no es el único. Como sociedad, debemos ser conscientes de que el coronavirus está presente en todas partes y que depende de todos protegernos y proteger a nuestras familias. La vacunación es una herramienta importante para evitar desenlaces fatales, porque todas las vacunas reducen drásticamente las posibilidades de casos graves de la COVID-19 y aumentan las posibilidades de sobrevivencia.
Todos debemos cumplir las medidas de prevención, que incluyen el uso de mascarilla, el lavado constante de manos, el uso de alcohol en gel y la limpieza de los espacios compartidos; además, evitar los sitios con aglomeraciones, porque todas las evidencias científicas han demostrado que el virus se propaga de forma aérea. Las nuevas variaciones se han hecho más efectivas para transportarse y por eso aumentan los contagios.
La pandemia no está lejos de terminar, pero todos debemos poner de nuestra parte para frenar su expansión y reacomodar nuestras rutinas para lo que parece ser un virus que estará con nosotros por mucho tiempo.
Una de las ventajas es que el Gobierno ha destinado todos los recursos disponibles para garantizar el derecho de los ciudadanos a la vida y a la salud, a pesar de los bloqueos iniciales, el año pasado, que, tras las elecciones, fueron superados con la nueva Asamblea Legislativa. Sin duda este elemento ha hecho la diferencia, sobre todo si nos comparamos con nuestros vecinos cercanos, sumidos en crisis de escasez de vacunas y de aumentos desenfrenados de contagios.