En las imponentes montañas que rodean un lago de aguas cristalinas, un grupo de cazadores albaneses busca rastros del lince de los Balcanes, no para cazarlo, sino para estudiar los hábitos de los últimos ejemplares de esta especie en aras de evitar su extinción.
«Si no logramos aumentar su número y su repartición rápidamente, los perderemos para siempre», advierte Manuela von Arx de la fundación suiza Kora, especializada en la fauna salvaje y que financia un programa de supervivencia de este animal.
Es uno de los mamíferos cuya supervivencia corre más peligro en el mundo, al ser víctima de la deforestación y la caza furtiva.

Según un estudio del 2021, en estos tres países del este de Europa quedan menos de 40 felinos de esta subespecie.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera que desde 2015 este animal está en un peligro crítico de extinción, es decir, en el último nivel antes de la extinción en estado salvaje, según la clasificación de esta organización internacional.
Los expertos consideran que en Albania quedan menos de 10 linces, mientras que en la década de 1980 había más de 200 ejemplares de este animal, también conocido localmente como el «tigre de los Balcanes» o «fantasmas de los bosques».
La oenegé albanesa para la Protección y la Preservación del Medioambiente en Albania (PPNEA, según las siglas en inglés) intenta evitar su extinción desde hace 15 años.