Muchas veces es necesario recurrir a la sabiduría popular, a la sabiduría coloquial, a nuestras raíces, que en esencia nos muestran el camino a seguir, el hilo conductor de nuestras vidas y de nuestras acciones.
Al afirmar que la mentira tiene patas cortas y que siempre, siempre, es alcanzada por la verdad, busco crear el escenario para exponer a nuestros lectores la triste, oscura e inmoral forma de hacer política que en nuestro país se ha implementado en las últimas décadas.
Esa es nuestra lamentablemente realidad, y es que como sociedad hemos vivido situaciones dolorosas, situaciones que incluso despojaron a nuestras familias de los progenitores o de miembros principales, y dejaron en abandono a cientos o miles de niños que ahora son adultos; pero las heridas siguen allí latentes, y ¿cómo no recordar los tristes episodios del conflicto armado que descompuso nuestro tejido social, que debilitó a nuestras familias? y con ello se propició la migración, principalmente hacia Estados Unidos, país que con el paso del tiempo se volvió nuestro principal socio estratégico y por el que nos hemos llegado a jactar de que tenemos excelentes relaciones diplomáticas, económicas y de apoyo a nuestro.
Pero hay que aprender que en esta vida nada es gratis y si recurrimos a la sabiduría popular en estas ligas «no hay cena gratis». Por esto debemos hacer un análisis retrospectivo para ver de dónde venimos y hacia dónde vamos… Y nos damos cuenta de que existe una paradoja. Si bien es cierto que el pueblo norteamericano, por una parte, siempre nos ha apoyado, por otro lado, nos ha limitado las posibilidades de desarrollo. Pareciera que existe la intencionalidad de que no crezcamos como país y de mantenernos subyugados, es decir, de no permitirnos actuar con plena independencia.
Los acontecimientos expuestos a la luz pública nos abren o, mejor dicho, nos quitan las vendas de los ojos; y es que la clase política vendió una supuesta posición ideológica de carácter antagónico entre los principales partidos políticos ARENA y FMLN, pero, en realidad, jugaron con los intereses y las aspiraciones de todo un pueblo y ahora sí se sabe a ciencia cierta dónde se pusieron y quitaron gobernantes por décadas. Y es que por lo que se conoce del accionar de operadores políticos, «falsos líderes de la diáspora» que gozan del acompañamiento de personajes oscuros con credenciales de diplomáticos, que una vez más recurren o buscan inclinar la balanza hacia uno de los lados.
Tal es el caso de la información filtrada por el presidente Bukele, quien hizo fuertes señalamientos contra la señora Jean Elizabeth Manes, ex Encargada de Negocios de la embajada norteamericana, que mediante solicitudes buscaba trastocar nuestro sistema judicial.
No haré ni expondré los detalles de dicha información, pues parecen nocivos y ofensivos para la inteligencia de nuestra gente, sin embargo, lo importante es que queda al descubierto que «la mentira tiene patas cortas y siempre es alcanzada por la verdad». Ahora ya hay conocimiento de las verdaderas motivaciones y del manejo de una comunicación política que tiende a deslegitimar a un Gobierno electo democráticamente y a apoyar a grupos que por décadas jugaron con la dignidad de nuestra gente.
Hay un texto bíblico que hace referencia a que entre el cielo y la tierra no hay nada oculto, sin que esto salga a la luz. Este es el momento del iluminismo de la verdad, es decir, para avanzar como país y reconstruir nuestro tejido social necesitamos sincerarnos y curar nuestras heridas del pasado. También es necesario hacerlo basándose en la verdad, y con ello promovemos la construcción de las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales de manera integral para mejorar así el modelo de vida de nuestros hermanos salvadoreños.