Reaccionar movidos solo por las emociones sin un ápice de racionalidad no debe entenderse por ser revolucionario, sino reaccionario. La rebeldía es una categoría de naturaleza esencial en la vida del ser humano. El adolescente es rebelde porque está en búsqueda de su propia identidad y no puede tenerla si no se rebela contra las reglas impuestas en casa y que determinan solo la visión de vida de los padres.
Cuando se ofrece una contraposición, se crea avance, tal como lo planteó el maestro de la dialéctica Georg Wilhelm Hegel en su lapidante frase: «Sin contradicción no hay evolución». Pues bien, todo ser humano necesita sobrepasar los límites impuestos por una sociedad, inclusive los autolímites establecidos. Solo la comprensión de la contradicción en la vida permite templanza y justa estructuración de la identidad.
No hay que temer a la revolución y al revolucionario; pero es menester comprender la naturaleza real y profunda de la rebelión. La rebelión es una lucha interior con el pasado y una concentración atenta y leal hacia el futuro, es un verdadero fenómeno espiritual, en la que se convence de la necesidad de dejar ir toda estructura psicológica y material que no permite avanzar.
Es decir, madurar no es reaccionar, es accionar todos los elementos subjetivos y objetivos en pos de la iluminación del ser. Sin rebelión interior, los pueblos no pueden tener su propia forma de ser, sin ataduras con el pasado o con imperios exteriores que lo dominan. La acción crea, construye y permite con ello la grandeza de la vida.
De tal manera que vivir bajo los propios términos es la única forma de crear su destino y ofrecer un camino a los demás. De igual forma, cada nación solo puede desarrollarse en la medida que su legislación interna busque ser positivista, es decir, basada en su cultura, costumbres y necesidades reales. ¡Cuidado con la hipocresía de imitar, ni como persona ni como pueblo!
Así es como la trasgresión madura y sensata, aunque en primeras se establece en suelo inestable, luego se convierte en germen, bulbo y singularidad que perfectamente salva. Ser valiente no es opcional en un mundo como el nuestro, ser valiente es la condición natural, es la fuente primigenia de quien desea ser auténtico y labrar su sendero
Ya lo decía el místico y filósofo Bhagwan Shree Rajneesh: «El rebelde debe aprender un nuevo arte: el arte de morir a cada momento que ha pasado, de manera que pueda vivir en libertad en el nuevo momento que está llegando». No hay otra forma de vivir en plenitud la vida más que vivir sin tener precio y bajo los propios principios y experiencias de la existencia.