La familia Mejía Guzmán tuvo que reinventarse durante la emergencia sanitaria por el coronavirus para no perder los pollos que cría en su granja, a raíz de las restricciones por el confinamiento, que le impedía salir a comercializar la carne debido a que los negocios estaban cerrados.
Previo a la pandemia, este grupo familiar se dedicaba únicamente a la crianza y venta de pollo, pero debido a la acumulación de producto, tuvo que buscar una estrategia para vender, por lo que probó con la elaboración de banquetes con pollo rostizado y asado en brasas, acompañado de arroz, escabeche, ensalada, aderezo y chile toreado.
La iniciativa se comenzó a implementar en el cantón Los Ángeles, de Conchagua, La Unión, donde la familia habita y tiene la granja. Pero con el paso de los meses, la estrategia le ha funcionado y poco a poco se ha ido extendiendo hasta llegar a más clientes de la cabecera departamental y sus alrededores.
«La aceptación de nuestros clientes ha sido muy buena, porque nuestros pollos son orgánicos y allí está el sabor, pero también porque entregamos un producto totalmente fresco, que no tiene congelación, y antes teníamos bastante pedido de pollo lavado, pero ahora nuestro fuerte es el pollo cocinado y mucho más el rostizado», relató Óscar Mejía Guzmán, administrador de la granja.
Los banquetes de pollo rostizado y asado regularmente son solicitados por personas que residen en Estados Unidos, quienes los encargan para que se los lleven a sus familiares, ya sea en el mismo Conchagua o en La Unión.
Sin embargo, también están siendo solicitados en oficinas y negocios de la zona. Los padres de Óscar iniciaron con la granja en 1996, pero enfoca[1]dos en la crianza y venta de pollo lavado a pequeña escala.
Ahora, en este lugar se están procesando casi 500 pollos mensualmente, cifra que aumenta a 800 en diciembre.
«Yo me encargo del proceso de desplumado y lavado del pollo, el cual hacemos de manera artesanal, también me encargo de la cocina del asado, lo cual también hacemos de manera artesanal en las brasas.
Mi esposa se encarga de marinar los po-llos y de preparar todos los acompañamientos del banquete», explicó José Miguel Mejía, fundador de la granja. Aunque los pollos que se crían son para la producción de carne, esta familia los desarrolla únicamente con concentrados vitaminados y harina de maíz amarillo, de esa manera evita utilizar hormonas de crecimiento.