Cuando 2020 llega a su fin, las últimas noticias sobre la COVID-19 no son nada alentadoras. En el Reino Unido se ha descubierto no una, sino dos nuevas variantes del coronavirus, que son más contagiosas que el virus original. Una tercera variante surgió en Sudáfrica, también más contagiosa que la primera versión conocida.
El descubrimiento coincide con el anuncio de que varios laboratorios han logrado terminar la elaboración de una vacuna, lo que había dado esperanza a millones en el mundo, sobre todo al conocerse el inicio de la aplicación masiva en países como Estados Unidos y el mismo Reino Unido.
Después de meses de confinamiento y restricciones, muchas naciones flexibilizaron las medidas de prevención y nuevamente surgió el movimiento comercial en las calles de las ciudades más grandes del mundo. Sin embargo, el virus nunca se erradicó y hemos visto cómo ha surgido la segunda y hasta la tercera ola de contagios.
Esta nueva arremetida del coronavirus está empezando a llegar a Centroamérica, en momentos en que nuestros pueblos buscan en las fiestas de Navidad y Año Nuevo el consuelo tras meses complicados. El primer país de la región en anunciar medidas drásticas fue Panamá, que decretó toques de queda para limitar la circulación de sus ciudadanos. Las autoridades sanitarias de Guatemala han advertido que los hospitales ya están saturados, sobrepasados en su capacidad. Honduras se sumó a la tendencia que inició el Gobierno de El Salvador y suspendió el ingreso de pasajeros procedentes del Reino Unido y Sudáfrica.
Cualquiera que vaya ahora al centro de San Salvador se dará cuenta de que a muchos se les olvidó que estamos en pandemia: hay hacinamiento, aglomeraciones, no se respetan las medidas de prevención. La escena en la capital es la más fuerte, pero no es la única, pues la misma situación se repite en cada centro urbano del país.
Muchos negocios, además, no ponen cuidado en la cantidad de personas que ingresan a sus establecimientos y mucho menos verifican si sus clientes se limpian con alcohol en gel las manos o si usan mascarilla.
El ministro de Salud, Francisco Alabí, ha hecho un llamado a no bajar la guardia. El gobierno está de manos atadas luego de que fallos de la Sala de lo Constitucional le bloquearon varias herramientas para combatir la pandemia, como los cercos sanitarios, que implican también estipular horarios de circulación, como sucede en países cuyos gobiernos no se encuentran bajo ataque de la oposición.
En estas fiestas debemos mantener las medidas de prevención: evitar el contacto con personas con las que usualmente no convivimos y usar la mascarilla siempre. No podemos bajar la guardia. El país no puede caer postrado en esta pandemia.