Por lo general, cuando un Gobierno inicia un período presidencial se crean grandes expectativas a su alrededor, como si trae en las manos la solución a todos los problemas de nuestro país, pero eso no es así. Sacar adelante a un país, promover su desarrollo, no es responsabilidad de un presidente. Todos los que vivimos y somos parte de este país, no importa el sector que se represente o la labor que se desempeñe, somos responsables de impulsar su desarrollo, no podemos ser solo espectadores.
Mucho se recuerda la frase del expresidente de Estados Unidos John F. Kennedy en su discurso inaugural el 20 de enero de 1961: «No pienses qué puede hacer tu país por ti, piensa qué puedes hacer tú por tu país». Fue el año también en el que el reverendo Martin Luther King dijo «tengo un sueño». Era un sueño de unión y de fortaleza para su país.
¿Qué es un país? Esa es la gran pregunta. Un país es la suma de todos sus individuos, es la población en general, son todos los sectores que lo representan. «El Estado es el conjunto de su población, en el que unos sostienen a otros», tejiendo una red que cuanto más sólida es, más segura, más cómoda, más perdurable. Mirar para otro lado cuando el bien general es atacado es no ser honesto; no hacer nada cuando el tejido social se destruye es no tener un deber como ciudadano de ayudar y apoyar las buenas causas sociales que benefician a la población en general.
La reconstrucción de un país necesita realizarse sobre una sólida base que garantice la sostenibilidad del tejido productivo. Tenemos que explorar nuevas tecnologías y mercados y no descuidar cuestiones fundamentales, como la reforma en educación que prepare a nuestros jóvenes para los retos que van a venir. Se debe procurar que no se cierren empresas y no se pierdan puestos de trabajo que son difíciles de recuperar, pero más allá de los aciertos a corto plazo tenemos que ir definiendo los pilares en que se debe sustentar el modelo económico y social, construyendo sobre sectores económicos existentes y con un efecto tractor de empleo, como es el caso de la industria, la manufactura y las industrias de las nuevas tecnologías. Se tienen que hacer ciertas reformas que permitan recuperar la confianza para atraer la inversión y generar empleo. La prioridad es muy clara: es preciso restaurar todo el tejido productivo dañado y recuperar los cientos de miles de personas afectadas por esta crisis de pandemia y de guerra, esto es imprescindible para lograr una salida económica fuerte.
Es necesario reconstruir una sociedad que no volverá a ser igual para construir el nuevo país donde queremos vivir. Eso no se puede hacer de forma unilateral, esa no es solo responsabilidad de un presidente o su equipo de trabajo, esto es una interdependencia de todos y cada uno de los agentes económicos y sociales. La reconstrucción tiene que partir de un gran plan de país en el que necesitamos el consenso de todos, necesitamos la energía, el trabajo y la capacidad de toda una población, incluyendo medidas de protección hacia los sectores más vulnerables de la población. Este es el reto más importante y primordial que tenemos como país, es el proyecto más inclusivo que tenemos por delante, en el que todos debemos participar. Es necesario recuperar una economía sana que genere recursos para mantener el bienestar social. ¡Reconstruir un país es tarea de todos!