Eliodoro Portillo, capitán de la Azul playera, pegó tres puñetazos en la arena: se sacó la rabia que guardaba de años pasados al ver frustradas las ilusiones de no ganar en casa. Luego de eso vinieron los abrazos y las felicitaciones, y el ¡sí se pudo! tampoco se hizo esperar. Los guerreros de playa derrotaron 3-2 a un aguerrido México que dio pelea hasta el último suspiro, pero que no pudo evitar que esta vez los muchachos fueran profetas en su arena.
Ganaron sufrido sí, pero con autoridad y con un César Rivera imperial y principal protagonista de la noche histórica para El Salvador. campeón merecido de El Salvador Beach Soccer Cup 22.
La hazaña
Un remate a puerta: un gol. Eso y una cuota de fortuna desmedida fue todo lo que ofreció México en un primer acto en que fue sometido y vio apedreada su cabaña por un combinado cuscatleco que dejó el pellejo sobre la arena, pero que no le alcanzó para irse con ventaja al primer descanso.
Se vieron sorprendidos con un tanto de José David los guerreros de playa y luego no descansaron hasta conseguir la paridad en el marcador y poner un toque de justicia al fútbol que derrochaban.
Faltaban dos minutos cuando Exon Perdomo decretó el 1-1 y aunque el marcador no nos favorecía el olé, olé olé se hizo sentir por parte de la fanaticada que clamó inútilmente por más goles azueles en este tramo.
Y como si se tratase de un deja vú, segundos habían pasado del segundo periodo y los aztecas ya estaban arriba en el marcador nuevamente. La diana esta vez llevó la firma de Cristopher Castillo.
El agravio no sentó bien entre la armada de Rudis Gallo que sacó todo su arsenal para responder a la afrenta, pero careció de fortuna y sobre todo de puntería: los balones pasaron una y otra vez pegados a los postes.
Se murió en ese intento durante 12 largos, pero cortos minutos, no se pudo y la Azul playera esta vez se fue abajo 1-2 a la nueva pausa.
En el complemento, Antonio Echeverría que ya había mostrado destellos en los periodos anteriores dejó con el gol en la garganta a los salvadoreños al atajar un globito de Heber Ramos, pero después no pudo ante un misil de César Rivera que valió para el 2-2.
A partir de ahí, el partido, al igual que la Azul lo hizo ante Alemania y Uruguay, puso un ritmo desenfrenado y sobre cargado de ansiedad.
Y la anotación llegó en los suspiros finales del encuentro. César Rivera aprovechó una nueva falta pitada sobre Perdomo para anotar desde el penalti el 3-2 que vale un título. El Salvador campeón.