San Dionisio, Usulután
El Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (Icmares), dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de El Salvador (UES), dirigida por el decano René Lovo y coordinado por la M. Sc. Olga Lidia Tejada, de la Escuela de Biología, con la asistencia del investigador Óscar Molina Lara, tienen en su agenda varios proyectos de investigación y restauración ambiental, «como un proceso participativo nacional y local, que consiste en llegar a acuerdos institucionales de competencia con usuarios directos e indirectos sobre los recursos naturales para reducir, mitigar e incluso revertir, en algunos casos, los daños producidos en el medio físico para volver en la medida de lo posible, a la composición, estructura, funcionamiento de la biodiversidad y la dinámica de los ecosistemas originales».
«Para ello, la estrategia es lograr la restauración de las condiciones originales, a través de ir corrigiendo los impactos negativos medio ambientales ocasionados por las actividades, obras o proyectos no amigables con el medio ambiente, que se llevan a cabo en el entorno, y paralelamente, auditar las medidas ambientales que apoyen a reducir grandemente los impactos negativos». Estos proyectos se están ejecutando con el programa de pasantes de la Escuela de Biología que están por graduarse.
Su objetivo general: impulsar acciones de restauración ambiental a nivel de paisajes, ecosistemas y especies, enfocadas en la reducción de fuentes de contaminación puntual y difusa, cambios de uso del suelo y del agua en ecosistemas costero-marinos, principalmente en bosque de galería, desembocaduras y bosques salados «manglar».
De allí la gran importancia de este proyecto de investigación y evaluación de los humedales que está realizando el Icmares en el municipio San Dionisio, ya que fluyen en su territorio cinco ríos: El Molino, Río Zarco, La Poza, Mundo Nuevo y San Lucas, y se evaluarán las condiciones medioambientales de contaminación y calidad de las aguas que tienen estos afluentes. Y como nos propone el proyecto de Icmares, «auditar las medidas ambientales que apoyen a reducir grandemente los impactos negativos».
San Dionisio, un paraíso, bellos paisajes, un pueblo dedicado a la agricultura y la cría del ganado vacuno, envía su producción de leche al procesamiento en Usulután. Cuenta hoy con excelentes complejos educativo y deportivo. Con más de 5,000 habitantes y unos 115 kilómetros cuadrados.
El alcalde de San Dionisio, Agustín Zelaya, con año y medio en su gestión, ha realizado varias diligencias para la mejora de las actividades deportivas y culturales. El equipo de fútbol de playa de La Pirraya es hoy líder regional y con presencia en actuaciones internacionales. Hay un desarrollo del turismo en visitas a Puerto Grande y la isla Pirraya. Por otra parte, se han hecho gestiones positivas para la construcción del puente sobre el río El Molino, en el caserío El Centro, de cantón Iglesia Vieja. Y nos cuenta Agustín Zelaya que ese proyecto ha sido una necesidad para el desarrollo del pueblo y que hace varios años, que «en épocas electorales», lo han ofrecido, incluso «se han puesto las primeras piedras y al final hasta las piedras se perdieron, se las robaron y nunca iniciaron esa obra. Hoy tenemos ya trámites concretos de licitación y construcción adelantadas y muy pronto tendremos ese puente, que es tan importante para nosotros».
Los estudios que se hicieron en San Dionisio por parte del Icmares recientemente arrojaron resultados de contaminación ambiental en varios puntos alrededor del río Molino, uno de los más caudalosos afluentes que atraviesan el municipio, y esta contaminación es producto de rellenos que además desvían su cauce presentando un cúmulo de desechos sólidos en superficie (en general plásticos) de 50 libras por área y 0.50 libras por metro cúbico en desechos subterráneos. Investigación que se procesará junto con los demás afluentes y se darán las directrices para tomar medidas y resolver esas problemáticas en función de beneficiar a las comunidades.