El Salvador y la República Popular China celebraremos en agosto próximo tres años de fructíferas relaciones diplomáticas, una alianza entre verdaderos socios y amigos confiables que ha traído muchos beneficios a El Salvador y su pueblo.
Recientemente, se han publicado informaciones inexactas sobre China y las relaciones sino-salvadoreñas. Los artículos y tweets en cuestión se basan en ideas preconcebidas y suposiciones subjetivas que estigmatizar y desacreditan a China, haciendo especulaciones infundadas sobre nuestros vínculos bilaterales.
Las publicaciones, no sabemos con qué interés, ignoran totalmente los hechos verdaderos sobre China y los beneficios que con las relaciones diplomáticas hemos cosechado para nuestros pueblos, incluso, en tan corto tiempo.
Preferimos creer que estos informes se basan en temores derivados de la falta de entendimiento y conocimiento sobre la China actual y que no son un intento oscuro de «demonizar» a nuestro país con fines ideológicos y políticos, y aún más preocupante que busquen distorsionar las relaciones sino-salvadoreñas con el objetivo de socavar el buen estado en el que se encuentran.
Es por ello, que consideramos necesario aclarar algunos puntos importantes sobre la nueva China y las relaciones con El Salvador que hemos construido con unidad, disciplina y respeto.
Estamos convencidos de que China y El Salvador, salvando las diferencias, pueden aprenderse mutuamente y vernos a los ojos como los buenos amigos que somos.
Nuestra cultura data de hace cinco mil años, pero también tenemos una historia de pobreza, reiteradas humillaciones e invasiones hechas por otras naciones con intereses hegemónicos.
El Partido Comunista de China (PCCh), durante sus 100 años, nos ha llevado a alcanzar logros históricos de desarrollo, como la erradicación de la pobreza; y ha proyectado al país como una potencia próspera, brillante y humana. La filosofía y el desarrollo de China han contribuido y brindado grandes oportunidades al mundo actual.
No nos cabe duda de que nuestra historia, con la antesala de centenarias luchas y los 70 años desde la fundación de la República Popular China, es toda una epopeya.
China busca, desde su aspiración y misión fundacional la felicidad del pueblo chino y apegados al plan de Reforma y Apertura hemos cosechado, sin el afán de hegemonía, en completa unión y leal aspiración de paz, grandes avances como convertirnos en la primera potencia comercial del mundo, la erradicación de la pobreza e importantes hitos en ciencia y tecnología, así como el cuido del medio ambiente con un moderno programa que usa los avances científicos en pro del desarrollo sustentable.
Las llamadas cuestiones de derechos humanos en Xinjiang, Hong Kong y Tíbet son una completa invenciónón de los países occidentales, que no son ni problemas de derechos humanos ni relacionadas con la democracia. Más bien se trata del hecho de defender la soberanía, oponerse a la secesión de la nación y combatir decididamente el terrorismo. Creo que cuando los lectores hayan visto las imágenes de vídeo de los alborotadores en Xinjiang y Hong Kong, comprenderán la firme determinación del Gobierno chino de tomar medidas decididas y enérgicas. China nunca ha interferido en los asuntos internos de otros países, ni aceptará jamás que fuerzas extranjeras dicten o incluso interfieran en los asuntos internos de China.
En el ámbito internacional, China es la más férrea promotora en la construcción de una comunidad de destino de la humanidad.
“La paz, la concordia y la armonía constituyen las ideas que siempre ha buscado y desarrollado la nación china en sus más de cinco milenios, y en su sangre no están los genes de invadir a otros, ni enseñorearse”, ha afirmado el presidente Xi.
El mandatario también revalidó que China seguirá defendiendo “la bandera de la paz, el desarrollo, la cooperación y la ganancia compartida”, al añadir que “el pueblo chino nunca ha atropellado, oprimido o esclavizado a los pueblos de los demás países del mundo”.
China está dispuesta a desarrollar las relaciones con todos los países del mundo sobre la base de los principios de igualdad de trato, respeto mutuo y no injerencia en los asuntos internos de los demás. China nunca aceptará sermones de los países autodenominados «maestros», rechaza con firmeza las acusaciones basadas en mentiras y calumnias, y se opone resueltamente a la injerencia en la soberanía de china.
Las relaciones sino-salvadoreñas son un ejemplo mundial de cooperación entre naciones con abismales diferencias en tamaño, recursos y cultura.
Gracias a nuestras buenas relaciones y bajo el liderazgo de los dos presidentes Xi Jinping y Nayib Bukele, China ha dado prioridad a la compra de El Salvador de 4 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19, lo que permitió al gobierno salvadoreño ejecutar oportunamente el exitoso plan de vacunación aún en medio de la escasez mundial de dosis que ha existido. Estas gestiones se encaminaron a que el laboratorio Sinovac Biotech priorizara el envío de las vacunas a El Salvador, con lo cual ya se inmunizó a dos millones de salvadoreños, un gesto sincero de China en pro de la vida.
China no ha dejado de apoyar a El Salvador, pues también hemos acompañado con la donación de 150 mil dosis más de la vacuna y cantidades considerables de implementos de protección en el marco de la pandemia.
Mientras tanto, los equipos técnicos de los dos países han seguido a paso firme trabajando en los diseños de los megaproyectos de desarrollo como el muelle en el Puerto de La Libertad, la Biblioteca Nacional, el Estadio Nacional y la planta potabilizadora en Ilopango, que estamos seguros traerán grandes beneficios a las familias salvadoreñas.
Ni La prosperidad de China ni la profundización de las relaciones sino-salvadoreñas se detendrán por unas cuantas mentiras torpes.
Consideramos que los ataques, mentiras y calumnias contra China y nuestras relaciones se producen en las mentes de quienes no quieren ver avanzar a dos amigos que respetan sus asuntos internos y soberanía, y que, además, fortalecen paso a paso un vínculo sólido que traerá un futuro verdaderamente brillante a ambos pueblos.
Estamos seguros de que la verdad siempre prevalecerá y nuestras naciones seguirán avanzando a paso firme compartiendo el profundo anhelo de prosperidad, paz y felicidad que buscamos para nuestra gente.