Tiene la potencia física de un titán y el corazón de un noble, pero poderoso como un guerrero. Su discapacidad física nunca ha sido un problema. Al contrario, se ha convertido en un motor más que impulsa toda la maquinaria física en la que se ha convertido y gracias a la cual ha puesto en alto el nombre de El Salvador en competencias paralímpicas en todo el mundo.
Se trata de Herbert Aceituno, paratleta salvadoreño, quien saltó a la fama tras hacer historia al ganar una medalla de oro en los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019. A partir de ese momento, los ojos de todo un país se pusieron sobre cada competencia en la que Herbert participó y en las cuales ha seguido cosechando éxitos, algo que espera mantener para estos Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.
Para Herbert, el éxito se ha forjado en el fuego de un carácter firme, una determinación inquebrantable y una disciplina rígida que le permite permanecer en la élite deportiva. Sin embargo, la memoria de su padre y todos los consejos de vida que le heredó son uno de los pilares que lo ha sostenido hasta ahora. Además, señala que siempre buscará dar hasta el último suspiro para que El Salvador vea en él un ejemplo de superación de vida.
¿Quién es Herbert Aceituno?
Soy una persona luchadora y, sobre todo, con ganas de salir adelante siempre, fundamentado sobre los consejos de mi padre, que me animó a no rendirme y a luchar siempre para salir adelante.
¿Cómo nació su interés por el deporte?
Todo empezó por una invitación de un amigo. Yo practicaba fútbol. Las pesas no me llamaban la atención, por la misma situación de que en este mundo las personas ven una persona con discapacidad y piensan que no lo va a poder hacer. Esa limitante siempre la tenemos en la vida. Entonces, mi amigo me dijo que fuéramos al gimnasio y fue donde me gustó y, hasta el día de ahora, acá lo sigo practicando.
El deporte fomenta valores y es clave en la formación de toda persona. ¿Qué valores te ha dejado tu práctica deportiva?
Son muchos, pero, sobre todo, la facultad de respetar a los demás. Muchas veces, la inseguridad de uno hace que nos faltemos el respeto a nosotros mismos y, después, faltarle el respeto a los demás. También, me ha enseñado a ser sincero con los demás y con uno mismo, para saber qué es lo que uno quiere y hacia dónde uno va en su vida.
Has representado a El Salvador en todo el mundo. ¿Qué significa para vos tener la posibilidad de poner en alto el nombre del país?
Siempre lo he dicho: soy solo un instrumento. Dios me da las fuerzas, las ganas y la posibilidad de poner en alto el nombre de El Salvador, algo que he logrado, primeramente, gracias a Dios. Todas las medallas se las dedico a él. También las dedicó a todas aquellas personas que creen en nosotros, las personas con discapacidad, que no nos tienen lástima, sino que creen en nosotros. Toda persona con discapacidad puede luchar y poner lo mejor de sí para triunfar en esta vida.
¿Hay alguna competencia que recuerdes por su dificultad o por un valor especial que tenga para vos?
La competición más dura en la que he estado fueron los Juegos Parapanamericanos, en los cuales se rompió el récord de las Américas y el Parapanamericano, donde hicimos historia, porque El Salvador nunca había tenido una medalla en la disciplina del Para Powerlitfting. En esa vez sentí mucho nerviosismo. Llegamos al último intento con un chileno que era muy fuerte, siempre lo he dicho, fue un rival fuerte, como todos los son. En esa ocasión, los dos queríamos ganar, pero, gracias a Dios, se dio la oportunidad de que la medalla fuera para El Salvador.
Para ganar medallas, la preparación es la clave. ¿Cómo te preparás para cada competición?
Siempre doy el máximo de mí. La alimentación es importante. Llevo la alimentación gracias a Anthony Hernández, tengo cinco años de trabajar con él como nutricionista. Es importante saber que en el deporte es clave conocer cómo alimentarte, saber comer, no en cantidades grandes, sino mínimas y en cortos períodos de tiempo. Con mi entrenador Jorge López también trabajamos todo el entrenamiento, la carga y descarga con tiempos de relajación. Previo a una competencia, todo va enfocado en los tres movimientos que se hacen en este deporte, sabiendo cuál es el peso inicial y cuál es el peso final de la competencia. La preparación va siempre al 100 %. Además, con mi entrenador somos alumno y maestro, pero también amigos, hay confianza y siempre analizamos los posibles errores para mejorarlos.
Estos Juegos Paralímpicos de Tokio se enmarcan por el contexto de la pandemia, la cual obligó a que se retrasaran un año. ¿Cómo fue tu preparación durante la cuarentena que hubo a causa de la pandemia?
Al principio fue muy duro. Se cerraron las instalaciones del INDES (Instituto Nacional de los Deportes), pero gracias a Dios y a la visión que pude exponerle a Yamil Bukele, con quienes tuvimos una reunión en la que le solicité el equipo para poder llevarlo a casa y él me dijo que era posible. Así fue como pude seguir entrenando en casa. Cuando te dan las herramientas, siempre es posible alcanzar los objetivos. Él me proporcionó un banco adaptado para personas con discapacidad en mi deporte. Ahí es cuando, uno como deportista, ve que, si ellos dan el 100 % para uno, uno puede dar el 100 % para obtener los mejores resultados. Mi preparación siempre fue la mejor gracias a eso. Estoy muy agradecido con Yamil Bukele y todo su apoyo.
Durante la pandemia también perdí a mi padre. Eso fue muy duro para mí. Pero, fortalecido por Dios, pude salir adelante. Eso me da un plus para estos juegos, porque puedo honrar a Dios y también a la memoria de mi padre.
Agradezco también el apoyo de las personas que siempre están preocupadas por mí, siempre me dan sus mensajes de apoyo y siempre están animándome. Todo eso hace que yo tenga la mente clara en que voy a luchar, voy a dar lo mejor de mí y, si Dios lo permite, podamos tener más medallas para El Salvador.
Vivimos en un país que se rige mucho por estereotipos. ¿Cómo has manejado, a lo largo de tu vida, las burlas o el bullying que han hecho en tu contra?
Esa parte fue dura en mi adolescencia porque uno quiere sobresalir y adaptarse a los demás. Pero, cuando ves que hay una discriminación, eso te anima a seguir adelante para demostrar que vos podés sobresalir y lograr lo que te propongás. Nunca hay que darse por vencido. Los valores que siempre me inculcó mi padre es a ir adelante, quitarme de la mente los prejuicios o la negatividad y salir adelante. Yo no quería salir adelante, pero tuve una plática con mi padre y, ahora, estoy acá, con muchas posibilidades en el ámbito deportivo. Si yo lo he logrado, todos también pueden lograr sus metas.
¿Qué mensaje le dejarías a la sociedad salvadoreña para poder mejorar como una sociedad inclusiva?
Yo los invito a que apoyen y que siempre muestren su apoyo a todas las personas con discapacidad, porque así van a marcar la diferencia en esta sociedad. Todos estamos expuestos a sufrir un accidente y, muchas veces, todas aquellas personas que sufren un accidente y quedan con una discapacidad logran comprender lo que uno vive y todo lo que uno debe luchar para salir adelante. Quítense de la mente la negatividad y toda barrera mental. Las barreras son mentales, no físicas, y siempre se pueden superar. Siempre haré lo posible para representar a El Salvador. Si Dios lo permite, voy a traer más medallas para El Salvador. Podemos ser un país pequeño, pero grande de corazón.
A las familias que tienen personas con discapacidad, los invito a que los motiven y a que los animen a salir adelante. Así como mi padre lo hizo conmigo, así ustedes pueden apoyar a sus familiares a ser los próximos campeones y profesionales que hagan crecer a El Salvador. La discapacidad es mental, no física.