En los últimos días, hemos visto que voceros de la oposición o de sus órganos de propaganda se han dedicado a criticar acremente el dispositivo de seguridad en torno al presidente Nayib Bukele, sobre todo en actos públicos al aire libre, como el que sucedió el jueves en Jucuarán, Usulután.
En esa oportunidad, el presidente Bukele se desplazó hacia la bella playa de Punta Mango para anunciar la construcción de una moderna carretera y el lanzamiento del segundo circuito de Surf City.
A pesar del potencial turístico, la zona fue abandonada sistemáticamente por los gobiernos de ARENAFMLN, y la calle que existía no era más que un camino polvoso en temporada seca y lleno de lodo durante las lluvias.
Para la oposición que el gobernante sea protegido por el Estado Mayor Presidencial es motivación para criticar y deslegitimar el Plan Control Territorial. Sin embargo, gracias a este programa, en combinación con el régimen de excepción, la guerra contra las pandillas ha sido tan efectiva que casi 49,000 integrantes de las estructuras criminales están en prisión en este momento.
Además de estas detenciones, en mes y medio del régimen de excepción a los pandilleros se les ha decomisado armas (fusiles, pistolas, munición y hasta granadas), droga, dinero, vehículos y propiedades, todo por valor de casi $2 millones. ¿No son estas razones suficientes para que estructuras criminales que ARENA-FMLN dejaron prosperar y fortalecieron durante 30 años estén planificando un ataque contra el presidente, quién es el responsable de los golpes que han recibido? Entonces, ¿por qué ahora la oposición pretende que el Estado Mayor Presidencial baje la guardia?
Todos los presidentes han tenido el dispositivo de seguridad y el Estado Mayor Presidencial tiene la misma cantidad de personal que el que tuvieron los anteriores gobernantes, que nunca se expusieron a la venganza de las pandillas de la forma en la que está en este momento el presidente Bukele, precisamente porque ellos mantenían pacto con los delincuentes y negociaban la reducción de homicidios a cambio de votos.
Las pandillas tuvieron décadas para organizarse, el FMLN las adiestró en polígonos de tiro y funcionarios de ARENA les dieron miles de dólares en efectivo, como prueban los videos en donde aparece el exalcalde Ernesto Muyshondt. Entonces es lógico pensar que todavía hay una estructura que no ha sido capturada, por lo que los esfuerzos del Gobierno están activos para culminar el propósito de convertir a El Salvador en un país libre de maras.