Biologando / Eunice Echeverría / Segunda entrega
A lo lejos se escuchaba el rumor, el sonido era cada vez más fuerte a medida se acercaban y de repente al dar vuelta en la curva, lo vio por vez primera ancho, azul y con un vaivén que le hizo gracia. A pesar de sus tres años y de no conocer nada sobre él, le gustó mucho, le atrajo inmediatamente.
Laura bajo rápidamente del auto y corrió a la orilla, ahí se detuvo al oír los gritos de su mamá. Se tiró en la arena y luego rieron juntas.
—¿Esto es el mar?
—Sí, esto es el mar, ¿es hermoso verdad?
Las olas iban y venían mojándoles los pies. La playa estaba casi sola, unos perros jugueteaban en la orilla y un pescador caminaba entre las piedras con un arpón en su mano, más allá cuatro zanates intentaban pescar algún pececillo en las pozas, o algún cangrejito rápidamente salía de entre los huecos de las rocas, en busca de algas para desayunar.
Los Cóbanos es una playa rocosa de origen volcánico, en la cual, con el paso de muchos, muchos años, se ha formado un hermoso arrecife coralino, con abundantes peces de colores, babosas y pepinos de mar, erizos, pulpos, cangrejos, esponjas… la arena es concha molida y al tacto es muy especial.
Laura, inquieta como siempre, se había levantado a jugar con las olas a seguirse mutuamente. Se detuvo de repente al ver moverse algo en la arena.
—Mamá, mamá, ven a ver esto. Y se tiró de panza sobre la arena. Uh, si hay bastantes cositas que se mueven y me hacen señas, dijo levantándose nuevamente.
—¡Mamá, mamá, apúrate!
—Ay, son cangrejitos ermitaños
—¿Cangrejos ermitaños?
—Son animalitos que viven en el mar y en sus playas. ¿Recuerdas que cuando fuimos al río Sapo y encontramos cangrejos, los que tu pensaste eran arañas grandotas?
—Sí, los recuerdo, dijo al momento de carcajearse… aquellos que te agarraron los dedos.
—Si, esos, veo que recuerdas bien el paseo. Los cangrejos de río tienen un caparazón fuerte, duro, pero estos, los cangrejos ermitaños, cargan una caracola pues su caparazón es blando y a medida van creciendo cambian su casa portátil, por eso es necesario dejar las caracolas en las playas.
El sol estaba ya en lo alto y el agua fresca estimulaba a bañarse, Laura aceptó de inmediato la invitación a nadar que le hizo su mamá, y saltaba cada vez que venía una ola. Poco a poco, la marea comenzó a subir y decidieron salir a sentarse nuevamente en la playa y ver los cangrejos ermitaños, las conchas y caracolitos.
Se dispusieron a comer algo de fruta. No habían desayunado mucho y el sabor ácido del mango verde les quitó el sabor a sal de la boca.
—¿Quieres agua?
—Si mamá, gracias, tengo mucha sed.
—Ponés la botella vacía dentro de la hielera y cuidado con dejar el tapón sobre la arena.
Esta playa es refugio de muchos animales, las tortugas carey, por ejemplo, vienen a poner acá sus huevos y las ballenas jorobadas año con año arriban a descansar en estas tranquilas aguas, muchas vienen a tener sus crías, por eso es importante no dejar basura tirada en la playa.
—Sabés, acá los pescadores y la gente del lugar mantienen bastante limpia la playa, pero los turistas dejan botellas de vidrio, de plástico, latas, bolsas y hasta ropa cuando vienen de paseo.
Laura puso una cara seria y frunció el ceño.
—¿Y por qué no recogen la basura como lo hacemos nosotras mamá?
—Son malas costumbres, cuando pequeños sus papás y mamás no les educaron bien. Además, existe la creencia de que es responsabilidad de otros el mantener limpio los lugares públicos y sin sentir pena alguna tiran papeles desde los carros, desde los buses y también cuando van caminando.
—¿Y qué podemos hacer?
—Bueno, pienso que tú puedes pedir a tus amiguitos que pongan la basura en los depósitos, que ellos les pidan a sus padres no comprar ni hacer uso de productos desechables como vasos, platos, tenedores, pajillas y otros más, pues estos al botarlos van a parar a los ríos y al mar donde contaminan el ambiente y enferman a los animales.
—Sabés, cuando tu abuelita estaba pequeña como tú, en los paseos, en la escuela y en las fiestas hacían uso de platos y demás utensilios reusables, por eso los ríos, los bosques, las playas eran limpios. Cuenta tu abuelita que el agua la tomaban de un nacimiento y que se bañaba en un precioso río, pues el agua no estaba contaminada.
Caminaron al corral de anidación de tortugas marinas que los lugareños tienen en la playa y, qué sorpresa, estaban naciendo unas lindas tortuguitas carey. El cuidador, un pescador del lugar, les comentó que esta especie de tortuga marina está en peligro de extinción y que en esa playa de arrecife coralino encuentran refugios y comida abundante, y que ellos cuidan mucho este lugar y les pidió, que cuidaran mucho la playa y no permitieran que los adultos se llevaran las caracolas, conchas y pedacitos de coral, pues son importantes en ese ecosistema.
—Mamá, ¿y los caracoles no se enojan con los cangrejos ermitaños?
—No, pues los cangrejos ermitaños hacen uso de las caracolas vacías que encuentran.
—¿Y cómo es eso?
—Los caracoles están formados de dos partes: el animalito que es muy similar a una babosa de jardín y el caparazón, este se forma por una secreción y a medida crece el animalito, también crece la caracola. Muchos caracoles sirven de alimento a otros animales o mueren de viejitos. Cuando eso sucede, la caracola queda vacía y es en ese momento que los cangrejos ermitaños las usan.
El sol estaba ya por irse a dormir, el cielo estaba inundado de un hermoso color naranja y una sabrosa brisa marina las envolvió mientras caminaban por la playa. —Mamá, cuando yo sea grande seré como ese pescador. Voy a cuidar a las tortugas y al mar para que los cangrejos ermitaños siempre tengan una caracola donde vivir.
DeCritica
El arte es el ser humano en sí
Juan Carlos Rivas / Escritor, artista plástico y periodista
Segunda parte

Dice el maestro que, para él, «el arte es poética». Pero esa poética nace junto con la sociedad, definitivamente es parte de la historia del ser humano; sus luchas, sus guerras, sus amarguras o sus derrotas en todos los aspectos de esa colectividad. Por eso el arte será siempre social ya sea producto de la imaginación o de las concepciones abstractas o realistas del pintor como pensador. Y ya que todos (los artistas) estamos involucrados de manera directa en esa cotidianeidad: «tenemos un producto expresivo, gestual, que narra nuestra condición social, política, económica, etc. Todo está unido. Somos uno. Entonces es innegable que cuando se quiere negar la existencia de un arte se cae en lo absurdo definitivamente. Los artistas estamos ofreciendo nuestro mundo, nuestra realidad filtrada a los procesos creativos. No somos ajenos definitivamente. No estamos aislados, ya que el arte no muere, se transforma. El arte es el ser humano en sí».
Sin embargo, pese a ser parte importante o, mejor dicho, vital de la sociedad; tanto el arte como el artista aún siguen resistiendo el desprecio de los gobiernos y la sociedad misma: «Mientras los gobiernos nos ignoran siguen con la idea de que los artistas somos locos, muertos de hambre, etc. Y esto se debe a que no existe un estudio completo e importante de los comportamientos sociales a través del tiempo. Un estudio que refleje nuestra problemática de vida como salvadoreños. ¿Quiénes somos? ¿Qué queremos? ¿Qué necesita un salvadoreño además de lo económico o lo espiritual. Todo aquello que está relacionado a una base cultural importante y de ahí partir hacia una manera de estimular y seguir estimulando los procesos que beneficien a la cultura, pero con calidad».
Entonces entramos en el campo de las políticas culturales, un análisis que también debe ser enfocado con la filosofía, la sicología y la antropología. “En este país cuando mencionamos políticas culturales nos imaginamos un proyecto cultural global donde hay un estudio de toda la base de vida de una nación. Pero eso no existe. ¿Dónde están las políticas culturales? No las veo. Siempre ponen de excusa que es a mediano y largo plazo”.
«¿Por qué hasta la fecha no se habla de la seguridad social para el artista? ¿O de un estímulo real para aquellos que han trascendido y que han dejado un aporte importante a la nación? Tenemos el caso de Salarrué; para estos gobiernos solo es una imagen turística, casi de souvenir. Fernando Llort por ejemplo, también es visto de esa manera sin estudiar a profundidad lo que Fernando fue en su época y el aporte importante que dio al país. Política cultural no es solamente inventarse un paquete. Es un proyecto largo que tiene que ver hasta con aspectos lingüísticos, más allá de una historia cruel como la salvadoreña. Más allá de la violencia y más allá del estudio real de la violencia actual; una violencia mental sumisa creada para seguir dominando el pensamiento del ciudadano».
Concluye que las políticas culturales son una cuestión muy delicada y que el arte está ahí, inmerso. No se trata entonces solo de educación o construcción de talleres y academias es algo más complejo; «la formación es importante, pero con mucho cuidado; puede haber mala formación. Yo pienso mucho en eso. Necesitamos una educación con una visión más científica en torno a un desarrollo social más a profundidad. El bachillerato en artes de mi época [década de los 70’s] tuvo esa visión. Una visión muy distinta y muy elevada debido a un rompimiento radical como lo fue la Reforma Educativa de ese momento; donde todos los procesos educativos y culturales convergen hacia un punto en común. Tanto esa reforma como el proyecto del bachillerato en artes hasta la fecha no han sido superados».
CONCLUSIÓN
En 1994 fue condecorado con la Orden de las Artes y las Letras en el grado de Caballero por el Ministerio de Cultura de Francia, por la contribución que ha aportado al esplendor de las artes y las letras en Francia y el mundo. Este es uno de los muchos y merecidos reconocimientos que le han posibilitado continuar retratando el drama humano con el fin de «escribir» o narrar esa lección, que a la vez nos permite -al resto de mortales- evolucionar y entender que solo la libertad, la cultura, la paz y la convivencia pueden construir la mejor patria.
Hace poco César escribió: «me vine al mar para hacerle muchas preguntas, espero respuestas pronto. Siempre lo hice toda mi vida y siempre obtuve señales ocultas para el espíritu. También para un alma triste que se resiste al caos y el olvido».
Esta inquietud -que habla de la templanza y que solo la brinda el libro de la vida y el cual César colorea- nos indica el camino despejado por el cual transitar ya que solo en sus senderos encontraremos las respuestas. Ese mundo se llama Arte, y se accede a él por medio de la espiritualidad, es decir, abriendo la puerta del corazón, la libertad, el intelecto, el entendimiento e incluso la incertidumbre. Pues en este mundo caótico todos somos un grito, y es el artista-pintor con su misticismo quien colorea, día a día, nuestras almas y voces desesperadas.