Sin ningún tipo de rubor, el exjuez Jorge Guzmán asegura que no tiene ningún remordimiento por abandonar el proceso de la masacre de El Mozote. «Lo siento por las víctimas, pero no me pueden reclamar», aseguró Guzmán a «Diario El Salvador», acusando, de paso, a la Corte Suprema de Justicia y a la Asamblea Legislativa de ser las responsables de su decisión.
Ese señalamiento revela la naturaleza política del abandono de Guzmán. El presidente de la Corte, Óscar López Jerez, dijo en una entrevista con un periódico que él jamás quitaría a Guzmán del caso de El Mozote, la masacre cometida por militares durante el conflicto armado. Más tarde, el mismo periódico recoge unas declaraciones de López Jerez en las que responde qué pasaría con el caso si Guzmán no siguiera, a lo que él considera que, en ese escenario, tendría que empezar de cero con un nuevo profesional a cargo.
Junto con el decreto para renovar a los jueces de la república, la Corte Suprema de Justicia implementó el régimen de disponibilidad para que aquellos que cumplían el requisito de la edad de jubilación pudieran continuar en sus cargos, dada su trayectoria y la naturaleza de los casos de los que se encargan. El juicio por la masacre de El Mozote se reactivó décadas después de la suspensión de la ley de amnistía, pactada por ARENA y el FMLN para cubrirse mutuamente.
Sin embargo, Guzmán, aunque tuvo años para avanzar en la búsqueda de culpables, no solo no lo hizo, sino que insistía en obtener información que autoridades militares de la época del conflicto armado ya habían hecho desaparecer para ocultar pruebas en su contra. Durante los dos gobiernos del FMLN no hubo avances y no fue hasta que salió del poder cuando enfiló sus mediáticos operativos en contra de la nueva administración, revelando, de este modo, sus vasos comunicantes con el partido de izquierda.
La utilización política del caso es tal que ahora el exjuez no quiere continuar analizando el caso y tal vez dar un fallo. No le importan las esperanzas que creó entre los familiares de las víctimas y no duda en culpar a otros de sus propias decisiones.
Los crímenes de guerra cometidos durante el conflicto armado por ambos bandos, ligados a ARENA y al FMLN, no deben quedar en la impunidad aunque esa sea la voluntad de un exjuez que ya tomó bando.