Durante la recién pasada Bitcoin Week, una de las frases que más se escucharon fue que El Salvador es la tierra de la libertad financiera, gracias a su decisión de adoptar el bitcóin como moneda de curso legal. Después, con el anuncio del presidente Nayib Bukele de que su Gobierno emitirá $1,000 millones de bonos en bitcóin para financiar la Bitcoin City, los inversionistas en criptomonedas no han hecho más que alabar las políticas gubernamentales.
No es para menos. Mientras el bitcóin es perseguido en algunas partes del mundo y se declara prohibido, en otras partes se lo considera algo muy peligroso. Sin ir muy lejos, Costa Rica acaba de aprobar un impuesto de entre el 13 % y el 15 % sobre la compra o las transacciones con criptomonedas. Todo tiene que ver con el control, y hay gobiernos que no aceptan que el bitcóin es descentralizado y que genera más valor conforme pasa el tiempo.
Bitcoin City tiene todo para atraer a una gran cantidad de inversionistas del sector de criptomonedas, pero también requerirá la atención de servicios básicos, así como hoteles, restaurantes, supermercados y una infinidad de negocios. No es cierto, pues, como dicen algunos, que no hay «verdaderos inversionistas» detrás del bitcóin. La semana pasada, de hecho, fue una prueba de la mejora en la economía relacionada con hoteles y turismo, gracias a la llegada de millares de entusiastas de LABITCONF y otros eventos relacionados.
Sin embargo, el bitcóin no es la única apuesta de inversiones en el Gobierno ni la única forma para atraer buenos empleos al país. Un «call center» abrió oportunidades para contratar a 7,000 personas la semana pasada, y ayer se anunció que el astillero que podría funcionar en La Unión podría dar trabajo a otras 6,000.
Hoy mismo iniciará un proyecto que implica una millonaria inversión en el área de las tecnologías de la información, el manejo de datos y los servicios en la nube para crear un parque tecnológico que dará trabajo a otras 5,000 personas más.
Los tiempos están cambiando y El Salvador se está adaptando de una excelente manera. Hay importantes inversiones públicas en infraestructura vial, un manejo ejemplar de la pandemia y la colaboración entre los órganos de Estado. Por eso la economía responde de buena manera y el Banco Central de Reserva calcula un crecimiento de 10.3 % para 2021.