Canadá, Estados Unidos y Francia son el escenario de vigorosas protestas de ciudadanos que se oponen a la imposición de restricciones por la COVID-19. El «convoy de la libertad» surgió como una forma de expresar el descontento de los camioneros que mueven mercancías por todo el país y hacia Estados Unidos, debido a la exigencia de la aplicación de vacunas para poder cruzar las fronteras.
En respuesta, la iniciativa de los transportistas ha sido bloqueada en diversas ciudades canadienses e incluso el primer ministro, Justin Trudeau, fue resguardado en un lugar secreto para ponerlo a salvo. Sin embargo, la reacción del Gobierno ha encendido las alarmas, pues se ha ejecutado con violencia. Vehículos blindados fueron desplegados para abrir las calles e incluso la frontera con Estados Unidos, bloqueadas por los manifestantes.
En Washington, la capital estadounidense, también hubo protestas, pero no de las dimensiones en Canadá, aunque las agencias de noticias han reportado que Estados Unidos presionó ante Canadá para la liberación este fin de semana del puente Ambassador, que conecta a ambas naciones.
En París, las fuerzas de seguridad también fueron desplegadas para frenar las concentraciones de los franceses opuestos a la exigencia del pasaporte sanitario exigido por el Gobierno de Emmanuel Macron. Los manifestantes antivacunas también han mostrado su malestar ante la Unión Europea con una marcha hacia Bruselas, sede del organismo.
El despliegue de fuerzas armadas para enfrentar las manifestaciones de malestar ciudadano no ha tenido la proyección internacional, a pesar de la gravedad de la situación.
A diferencia de esas naciones, la vacunación en El Salvador, si bien es gratuita y universal —distribuida incluso a ciudadanos de otras nacionalidades residentes o no en el país—, es voluntaria. Gracias a ello, tres cuartas partes de la población ha sido inmunizada completamente y se trabaja para administrar el refuerzo con una tercera dosis. No hay ninguna restricción en cuanto a la movilidad, solo el cumplimiento de medidas de bioseguridad, que han demostrado ser eficaces, pero que también se encuentran dentro del ámbito de la voluntariedad.
El virus que provoca la COVID-19 sigue mutando y los especialistas aseguran que vendrán nuevas variantes, por lo que hay que aprender a evitar los contagios, en primer lugar, y, como medida preventiva, la vacunación, para disminuir los efectos y evitar complicaciones. Sin embargo, bloquear a una sociedad no ha sido el camino elegido por el Gobierno del presidente Nayib Bukele, sino el pleno goce de la libertad.