Los embarazos de niñas afectan de forma desfavorable la vida y el futuro de las mujeres en El Salvador y alrededor del mundo. Además de ser una violación a sus derechos humanos, estas prácticas le roban a las niñas y adolescentes la libertad para tomar decisiones sobre sus vidas, lo que altera su educación, su contribución a la economía, pone en peligro su salud y las hace más vulnerables a la violencia y el abuso.
Desde 2017, Canadá tiene una Política Feminista de Asistencia Internacional, la cual reconoce que apoyar la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas es la mejor forma para construir un mundo más pacífico, inclusivo y próspero. A más tardar en 2022, al menos el 95 % de la cooperación bilateral de Canadá estará directa o transversalmente integrando la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas.
Dentro de nuestra política feminista, Canadá considera que promover la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas en todo el mundo es una forma clave de empoderarlas y contribuir a la igualdad de género. Apoyamos el objetivo de garantizar que todos los embarazos sean deseados, que todos los partos sean seguros y que todas las niñas y mujeres sean tratadas con la dignidad y el respeto que se merecen.
Es por esto por lo que hemos desarrollado una alianza estratégica con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en apoyo a las instituciones del Estado salvadoreño y a las organizaciones que trabajan contra el embarazo adolescente en El Salvador.
En ese contexto, reconocemos los esfuerzos de El Salvador con esta temática, donde, desde 2015, vemos una tendencia a la baja en los niveles de embarazos en niñas y adolescentes.
La reducción de los casos de embarazos de niñas es muy positiva, pero no es suficiente. Solo entre 2015 y 2020, ambos incluidos, en El Salvador se han registrado 105,930 embarazos de niñas y adolescentes; de estos 5,104 se han producido entre niñas de 10 a 14 años, los cuales, tal y como reconoce la legislación salvadoreña, suponen delitos de violencia sexual. En El Salvador, uno de cada cuatro embarazos ocurre en niñas y adolescentes menores de 19 años.
En 2019, el Minsal registró 11,369 atenciones por enfermedades asociadas al embarazo y que ponían en riesgo la vida y la salud, de las cuales el 18 % (2,089) fueron brindadas a niñas y adolescentes embarazadas. En 2020, se inscribieron 12,982 niñas y adolescentes en el control prenatal en los establecimientos del Ministerio de Salud, de las cuales 503 tenían menos de 14 años.
Sabemos que la pandemia de la COVID-19 ha tenido un impacto negativo sobre el acceso a la salud sexual y reproductiva aquí y alrededor del mundo por la magnitud de la crisis sanitaria y por sus efectos económicos y sociales. Todos nuestros esfuerzos deben alinearse y llevar como objetivo superior la erradicación total de los embarazos no deseados para las niñas y adolescentes. Nuestra meta conjunta debe ser llegar a cero y garantizar una vida plena para este sector de la población.
Llegar a esta meta ambiciosa es imposible sin tener datos precisos y de calidad. El tercer mapa de embarazos que está lanzando el UNFPA este 7 de octubre, el cual fue trabajado en estrecha colaboración con el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, el Ministerio de Salud y el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia con la colaboración del Gobierno de Canadá será sin duda una herramienta muy útil e importante para elaborar e implementar políticas públicas por las autoridades estatales y para el trabajo de las organizaciones para erradicar este fenómeno y cambiar la trayectoria de miles de niñas salvadoreñas.
Por ello, y en el marco de los 60 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Canadá y El Salvador, afirmamos nuestro compromiso en seguir apoyando los esfuerzos de El Salvador con iniciativas en materia de derechos de la niñez, adolescencia y mujeres, para su mejor desarrollo en una sociedad más equitativa.