Muchas veces creemos que cuando una idea, meta o emprendimiento no da los frutos deseados o esperados los consideramos un rotundo fracaso.
Sin embargo, la vida nos enseña que siempre perdemos algo, no hablamos de pérdidas positivas o negativas, hablamos de una pérdida, y esas pérdidas, aun en emprendimientos, nos hacen crecer tanto profesional como personalmente.
Es raro pensar que creces o ganas algo cuando pierdes. Eso pasa porque nos han programado para acumular cosas y saber que el éxito viene de obtener un beneficio tangible (cosas), pero sabemos que para emprender y poner tu propio negocio no solo necesitas cosas o recursos, también necesitas aprender a perder.
¿Pero qué debemos perder para generar oportunidades?
Primero analicemos a un gran emprendedor, soñador y personaje que, hoy por hoy, su nombre sobrevive a las crisis mundiales: Walt Disney.
Él fue despedido del estudio cinematográfico donde laboraba; debido a eso, con un colega, fundó el estudio llamado Iwerks-Disney Commercial Artists, pero no fue lo esperado y Walt Disney salió de esa sociedad, pues esta no generó los ingresos o clientes suficientes para sobrevivir. Se volvió a emplear en otro estudio de animación donde comenzó una vez más. Nuevamente, como era muy común en él, la creatividad se apoderó de sus ideas y trató de convencer al dueño del estudio de que implementaran nuevas formas de animación, pero no tuvo apoyo, por lo que decidió, una vez más, emprender. De allí surgió, poco a poco, su imperio.
Pero ¿acaso fue un fracaso el hecho de que Walt Disney no triunfara en sus empleos? Pues no. Él aprovechó las oportunidades y las creó para poner su creatividad en acción. Es evidente que no solo dependía de su creatividad, puesto que se rodeó de las personas adecuadas para poder comenzar sus nuevos proyectos, en los cuales colocaba sus ideas como oportunidades para diferentes estudios cinematográficos.
Nosotros, como emprendedores, debemos aprender a perder para poder ganar, pero debemos saber cómo perder, verlo como un aprendizaje de las cosas que nos han tenido presos por mucho tiempo, limitando nuestra capacidad de innovación y el poder llevar a cabo nuestras metas.
La principal pérdida que debemos asumir es el miedo a la zona de confort, a esa que nos mantiene por muchos años en un mismo puesto de trabajo, en no evolucionar un producto o madurar una idea; a ese miedo a hacer algo totalmente diferente a nuestra profesión porque creemos que estamos demasiado viejos para hacer algo en la vida.
El coronel Sanders, dueño del famoso pollo frito Kentucky Fried Chicken, tuvo muchos contratiempos con la Segunda Guerra Mundial, y comenzó nuevamente a los 60 años, haciendo grande lo que ahora conocemos como los restaurantes de comida rápida Kentucky.
Como vemos, los límites están en nuestra mente y el saber perder para crecer es el factor importante para sacar a nuestro país y a Latinoamérica hacia el primer mundo.
El Salvador está lleno de personas entusiastas, alegres y con valor. Debemos construir para nosotros y aportar más a la sociedad desde nuestras pérdidas y solo así crecer con las oportunidades. Créalas para ti y estas se crearán para otros.