Nacer con Cariño es una realidad y tiene en esencia el componente humano. Desde la perspectiva de derechos humanos, reafirmamos la importancia que posee la forma en que cada niño se desarrolla en el vientre de su madre, la forma en la que cuidamos a cada una de estas madres, el proceso de nacimiento de cada bebé y el acompañamiento que les dé su familia. Porque en esos nueve meses previos al nacimiento se prepara cada mamá y cada familia para ese nuevo miembro, se prepara para crecer juntos.
Uno de los elementos claves de Nacer con Cariño es la calidad y calidez de la atención de parte de todos los profesionales que acompañarán a cada familia durante todo este viaje maravilloso, para garantizar un embarazo óptimo, que culmine en un parto exitoso y sea precedido por los mejores cuidados para ese recién nacido. La actitud de los profesionales de salud materno-infantil en cada contacto con la madre, el bebé y su familia es fundamental para garantizar la atención que merece cada nuevo salvadoreño en el que estamos depositando nuestro presente y nuestro futuro.
El llamado que hacemos a cada uno de nuestros profesionales es un llamado diferente a cualquier otro que se haya hecho en nuestro país. La nueva generación de salvadoreños que está por nacer necesita a personas que ya laboren en el Sistema Nacional Integrado de Salud, quienes tengan la firme convicción de que es necesario un cambio; quienes estén convencidos de que las madres y sus bebés al nacer merecen algo mejor; quienes lleven en la sangre la vocación que les permitió formarse para servir, para brindar un acompañamiento más empático, más humano; para capacitarlos en parto respetado y seguro y en el cuidado cariñoso y sensible al recién nacido; para que se fortalezcan a través de prácticas en «vivo y a todo color», pudiendo palpar los cambios que se producen en la vida de la madre, su bebé y su familia.
Tengamos claro que la preparación para el parto, el parto y el nacimiento sí importan. Son momentos únicos. Para una madre no es lo mismo dar a luz bajo presión y con prisa que dar a luz en un entorno relajado, en donde el tiempo lo marca cada bebé, en donde nos aseguramos de brindarles paz y tranquilidad.
Siempre que enfrentamos un momento importante en nuestras vidas es mejor estar acompañados por alguien que nos genere confianza y seguridad que hacerlo solos.
Para cada bebé es muy diferente nacer cuando está preparado a que sea forzado a nacer antes de su ritmo y de su tiempo. No es lo mismo nacer tras haber tenido sufrimiento fetal que nacer sin haber sufrido ningún estrés. Porque no es lo mismo nacer y al venir al mundo encontrarse en los brazos y el regazo calientito de una madre, que está diseñado naturalmente para ello, que nacer y sentirse solo y desamparado en una incubadora o una cuna fría, llorando por necesitar estar con su madre.
Nacemos una sola vez, y lo que ocurre antes de ello y cómo ocurre nos acompaña toda la vida. Por el bien de las madres, por el bien de los bebés, por el bien de todos, necesitamos a profesionales de la salud que vean en el llamado la oportunidad que han estado esperando para poner el alma, el corazón, la creatividad y el amor en todo lo que les apasiona, dejando huella en todo lo que pasa por sus manos y por su vida de forma única y mágica.