Los Ángeles restringirá desde el lunes las reuniones, salvo las organizadas con fines religiosos o de protesta, para frenar el avance del covid-19, anunciaron el viernes las autoridades.
La orden impuesta en la segunda mayor ciudad de Estados Unidos regirá desde el lunes y durará al menos tres semanas, hasta el 20 de diciembre, dijo el Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles.
En ese lapso «se aconseja a los residentes quedarse en casa lo más que puedan», dijo el organismo en un comunicado.
«Están prohibidas las reuniones publicas y privadas con personas fuera de sus hogares, salvo por razones de fe, basadas en servicios (religiosos) y protestas que son derechos protegidos constitucionalmente», añade.
La orden se tomó en momentos en que el promedio de nuevos casos diarios en Los Ángeles superó los 4.500 en la semana.
Los Ángeles ha registrado más de 7.600 muertes por coronavirus -más de un tercio de los de toda California- aunque el virus es crecientemente más prevalente en las zonas rurales remotas del estado.
La semana pasada Califonia impuso un toque de queda nocturno en buena parte de su territorio y Los Ángeles prohibió las cenas en los restaurantes.
La orden anunciada este viernes reduce el tope de público en varios negocios que pueden seguir funcionando, incluyendo tiendas, gimnasios y bibliotecas.
Las escuelas seguirá abiertas a menos que se registren brotes del virus.
«Estas medidas son para las tres próximas semanas y aún permiten muchas actividades esenciales y no esenciales en la que los residentes deben estar portando mascarilla y distanciados», dijo Barbara Ferrer, directora de salud pública.