Con la llegada de los vientos nortes y los frentes fríos suelen incrementar los casos de gripe entre la población; sin embargo, el uso de la mascarilla y el constante lavado de manos como medidas preventivas ante la COVID-19 han disminuido los casos de gripe en diferentes países.
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) reportaron solo 2,038 casos de gripe entre el 27 septiembre de 2020 y el 24 de abril de 2021, en comparación con los 39 millones de personas que se contagiaron de la influenza el año anterior en ese mismo período.
Sin embargo, una parte de la población ha relajado las medidas de bioseguridad e incluso en establecimientos cerrados se ha disminuido el control sobre el uso permanente de la mascarilla, por lo que los especialistas advierten que podría registrarse un incremento de los casos de la gripe entre diciembre y enero debido a que se pueden contagiar con virus que la causan.
De acuerdo con la doctora Kristin Englund, especialista en enfermedades infecciosas, los cambios de comportamiento relacionados con la COVID-19 podrían generar consecuencias.
«El año pasado teníamos muchas áreas donde la mascarilla era obligatoria y donde los negocios estaban cerrados. Las personas estaban haciendo caso sobre el aislamiento social y la higiene de las manos. Ahora estamos viendo a muchas más personas saliendo sin mascarilla. Como resultado, incluso si están protegidas contra la COVID-19 al estar vacunadas, no están protegidas contra la influenza, al menos que tengan la vacuna contra ella», dijo.
Por lo tanto, una de las principales medidas para protegerse de la gripe es vacunarse contra la influenza. En El Salvador, esta vacuna se encuentra en el sistema de primer nivel de atención de salud, y el ministro de Salud, Francisco Alabi, indicó recientemente que al año se aplican cerca de 1.5 millones de vacunas contra la influenza en el país.
Estudios muestran que vacunarse reduce el riesgo de contagiarse de la influenza en general y hace menos probable enfermar de manera severa si sucede una infección.
Otra de las medidas que se pueden aplicar es usar mascarilla incluso si ya está vacunado contra la COVID-19 o contra la influenza, ya que el virus de la influenza y el del coronavirus se pueden propagar de maneras similar, por lo que es probable que usar mascarilla, guardar distancia física de dos metros y otras acciones que toman las personas para evitar esparcir el coronavirus pueden funcionar con la gripe, ya que, como la COVID-19, el virus de la influenza se esparce por partículas que salen de la nariz y la boca de una persona enferma.
De igual forma, la influenza y la COVID-19 tienen muchos síntomas parecidos, como fiebre, tos, dificultad para respirar y dolores musculares. Si el paciente desarrolla estos síntomas, lo mejor es que se quede en casa, contacte a un médico o llame al 132 y que se haga una prueba de COVID-19 si es necesario.
Los especialistas recomiendan contar con acetaminofén por si tiene elevación de la temperatura. El hecho de que la gripe y la COVID-19 tengan síntomas muy parecidos es una situación compleja.
«La influenza puede ser mortal a su propia manera. Será muy difícil para las personas entender si tienen COVID-19 o influenza durante este tiempo, porque más personas tendrán síntomas», enfatizó la doctora Englund.