Los Cóbanos es un área natural protegida conformada por una playa rocosa de origen volcánico, manglares y arrecifes coralinos. Actualmente, es el último arrecife declarado de importancia internacional en El Salvador, pues se catalogó como sitio Ramsar (una convención para proteger los humedales) el 2 de febrero de 2019.
Por lo tanto, Los Cóbanos representa una enorme importancia para el ecosistema. Según informó Ramsar en su sitio oficial, esta playa contiene la única formación de arrecife entre México y Costa Rica; lo que permite que especies amenazadas y vulnerables se refugien, como el pepino de mar, la tortuga laúd, y el caballito de mar del Pacífico. También es sitio de anidación para la tortuga carey, una especie en peligro crítico de extinción.
Según informó el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), un humedal es una zona de la superficie terrestre que está temporal o permanentemente inundada, regulada por factores climáticos y en constante interrelación con los seres vivos que habitan en su ecosistema.
«Su función en la naturaleza es que son reguladores del ciclo del agua, la retienen y almacenan para consumo humano y son importantes reservorios de biodiversidad, hábitats de especies nativas y migratorias. Además, cumplen con la función de purificación y retención de contaminantes como servicio ecosistémico», explicaron los técnicos del MARN.
Importancia ecológica
Cada 2 de febrero se conmemora el Día Mundial de los Humedales, una fecha que busca promover la conservación y el uso racional de los humedales.
En El Salvador, se han identificado 126 humedales, de los cuales ocho tienen la categoría Ramsar de importancia internacional; y son el área natural protegida de la Laguna del Jocotal, catalogada en 1999; el complejo bahía de Jiquilisco y el embalse Cerrón Grande, en 2005; laguna de Olomega y Complejo Güija, en 2010; Complejo Jaltepeque, en 2011, Complejo Barra de Santiago, en 2014; y Complejo Los Cóbanos, en 2019.
En lo que se refiere a la diversidad de especies de fauna, se han descrito 15 especies de peces, 18 de anfibios, 48 de reptiles, 193 aves y 23 mamíferos. Destacan grandes concentraciones de aves acuáticas y especies como el toledo, el ocelote, el tepezcuintle, el venado colorado y el puma.
En relación con la flora, hay 183 especies de árboles y arbustos incluidos en 66 familias diferentes. Algunas de las más representativas son los conacastes, las ceibas, los salamos, los tigüilotes y los quebrachos. «En el caso del bosque de Cinquera, en el humedal Cerrón Grande se ha registrado para el país el primer ébano de la familia Ebenaceae, considerada como espeendémica de Nicaragua», indicaron los técnicos del MARN.
Para los humedales costeros marinos se encuentra el mangle colorado, mangle rojo, el madresal, el botoncillo e istaten. Por otra parte, las principales amenazas de los humedales son la pérdida y la degradación del hábitat natural por medio de prácticas agropecuarias inadecuadas; así como la deforestación y la construcción de infraestructuras.
Además, la contaminación generada por aguas residuales e industriales sin tratamiento, la erosión y la sedimentación, el uso inadecuado de agroquímicos y los desechos sólidos, específicamente los plásticos. De igual forma, la sobreexplotación por malas prácticas de riego, pesca no sostenible, artes de pesca no permitidos y la dispersión incontrolada de especies invasoras de plantas y árboles.
La legislación nacional vigente establece como principales mecanismos de protección para los humedales la Ley de Medio Ambiente, la Ley de Áreas Protegidas, la Ley de Vida Silvestre y la Ley Forestal.
De igual forma, algunas medidas que la población puede aplicar para proteger los humedales son recoger la basura de los espacios protegidos, respetar las especies de aves, plantas y todo organismo que sea parte del ecosistema.
Se debe tener especial cuidado con las orillas y la vegetación de los humedales, ya que muchas especies de aves y otros animales tienen ahí sus nidos. Finalmente, se debe evitar la cacería de cualquier animal y la pesca ilegal.