Entre botas y batas se pasean diariamente en las instalaciones del Museo de Historia Nacional de El Salvador (Muhnes), con flores, con papeles, con granos de maíz o con alguna nueva especie que ha sido donada para su estudio. Cada uno de los ocho biólogos se especializa en alguna de las ramas que posee esta ciencia, que con tanta complejidad y diversidad que alberga es difícil enmarcar en un único grupo.
A lo largo del país se encuentran biólogos expertos en células, moléculas, virus, caracoles, insectos, genes, bacterias, algas, hongos, plantas, animales, medio ambiente… en fin, en donde haya vida, hay un biólogo dispuesto a conocer sobre el origen de las especies.
Te presentamos a continuación parte de los biólogos del Muhnes y el trabajo que realizan.
Jenny Menjívar
Tiene alrededor de 16 años de ser bióloga. Actualmente es quien se encuentra más familiarizada con las diferentes especies que se tienen en el herbario del museo. «Desde que inició mi formación como bióloga no encontraba mi sentido, porque no sabía si trabajar con invertebrados, árboles o aves, pero poco a poco fui encontrando la importancia del estudio en general. De repente, observé que las plantas son bonitas cuando están en floración, pero pierden su atractivo cuando ya están deshidratadas y puestas en un herbario. El trabajar en el herbario me ha dado la mayor significancia de ser bióloga», comenta. Para Jenny, el hecho de ser bióloga es cuidar el patrimonio natural porque aporta mucho al conocimiento de la Tierra. Entre las investigaciones que ha realizado se encuentra la de las gramíneas, aunque también ha trabajado de la mano con la Facultad de Química y Farmacia de la Universidad de El Salvador en investigaciones de plantas antiparasitarias.
Raquel Alvarado
Lleva dos años trabajando como bióloga en el Muhnes. Su especialización ha sido con mamíferos, pero también ha investigado sobre los diferentes peces. «Ser biólogo es alguien que hace ciencia, porque la Biología es una ciencia. Empecé a trabajar con murciélagos, mi trabajo de pregrado fue con ellos. También he trabajado con peces junto a tres colegas más de El Salvador y uno de Costa Rica. Con la investigación que realizamos se tuvo unos 40 registros más de peces para el país. El primer artículo que se trabajó fue las condiciones que los peces buscaban para poder resguardarse mientras pasaba la marea baja», indica. En cuanto a los murciélagos, la fascinación que Raquel desarrolló por ellos se debe a que son un grupo de «mamíferos interesantes», ya que «esta especie posee relaciones sociales diferentes a otras especies», y porque se «ignora los servicios ecosistémicos que brindan por el hecho de ser animales nocturnos».
Ana María Rivera
Es bióloga desde 1997, y se ha especializado dentro del museo estudiando los moluscos, caracoles y otros animales marítimos. Ha realizado diferentes investigaciones como la del «caracol tintorer», que se realizó para determinar la posibilidad de usarlo en el teñido de telas, un arte que viene de la época prehispánica y que actualmente solo se desarrolla, a nivel de región, en México y Costa Rica. «A través de la Biología se generan conocimientos, y a través del tiempo se pueden aplicar para poder ayudar, en el país, a problemas de contaminación y plagas porque hay muchas especies que cumplen la función de eliminar plagas sin la necesidad de utilizar plaguicidas, como el caso de moluscos», relata.
Eunice Echeverría
Desde 1986 se encuentra inmersa en el mundo de la Biología. Actualmente es la directora del Museo de Historia Natural de El Salvador. «Dentro del museo no solo he estado como directora, sino que desarrollé investigaciones en escarabajos principalmente, mi grupo de interés ha sido los ronrones. Últimamente me enfoco en mostrar, tanto a nivel de institución como afuera, la importancia que tiene el museo en la parte de investigación, como el fortalecimiento educativo no formal, además, dando a conocer la importancia del personal de biólogos que tenemos e impulsando las investigaciones que ellos desarrollan», relata.
Gabriel Cerén
Posee 17 años de experiencia siendo biólogo, profesión que describe como «un desafío y una locura». «Hay que aventurarse a crear, no cosas nuevas porque ya todo está definido; pero hay que tirarse al agua, aunque uno no sepa nadar, porque no siempre las líneas están bien establecidas y las calles no están bien hechas. Un biólogo debe tener esa capacidad de abrir esas brechas y llegar a lugares y espacios donde todavía no se ha logrado y demostrar que la Biología en El Salvador tiene mucho futuro», expresa. Desde sus inicios en el museo, Gabriel se ha centrado en la botánica. Actualmente desarrolla una investigación sobre el maíz, su producción y cultivo, aunque también ha estudiado las cactáceas, descubriendo nuevas especies para el país. Junto con el herbario le ha dado prioridad a la etnobotánica, que es la relación de las plantas con los seres humanos.
Más investigadores
Otros de los biólogos que forman parte del staff del Muhnes son Daniel Alvarenga, quien se está especializando en paleobotánica y se encuentra en la sección de Paleontología junto a Mauricio Molina; y Lehmann Lara quien está como guía educativo del museo y además es profesor de esta ciencia.