En los 30 años de los gobiernos de ARENA y del FMLN, las pandillas fueron un poder fáctico que cogobernó en El Salvador, en detrimento del bienestar de los salvadoreños honrados, e impidieron el ingreso de agentes de autoridad a los territorios, manifestó ayer el analista y sociólogo Óscar Martínez Peñate.
Ejemplificó que, a causa del control ilegal que ejercieron las pandillas en el territorio, los elementos de la Policía y de la Fuerza Armada no podían ingresar a las comunidades a desarrollar patrullajes preventivos ni capturar a los delincuentes.
«Los mareros cogobernaron, es decir, fueron parte del cogobierno de ARENA y del FMLN […]. El control de la delincuencia era más fuerte que el Estado. Estamos hablando de que un 80 % del control del territorio lo tenía la delincuencia en este país. Eso quiere decir que el gobierno que tenía las pandillas aquí era más efectivo y amplio que el formal, que el Estado formal», expresó Peñate.
El tercer gobierno de ARENA, a cargo del presidente Francisco Flores, implementó el Plan Mano Dura, y su sucesor, Elías Antonio Saca, el Plan Súper Mano Dura. Los dos gobiernos del FMLN, por su parte, negociaron con las pandillas en el proceso que se conoció como la tregua.
Peñate consideró que las acciones impulsadas por ambos gobiernos fracasaron porque no lograron erradicar el flagelo de las pandillas.
Consideró que el Plan Control Territorial (PCT) y el régimen de excepción implementados por el presidente Nayib Bukele sí están dando resultados, con 71,000 pandilleros capturados y una reducción histórica de los homicidios.