Más de 58 millones de personas se han contagiado de coronavirus en todo el mundo. De ellas, más de 1.3 millones han muerto. Las cifras son alarmantes en todo el mundo. La pandemia, lejos de replegarse, está tomando nuevas fuerzas en múltiples latitudes.
Por ejemplo, Grecia anunció hace poco la creación de un hospital de campaña en Tesalónica para enfrentar la crisis. En días anteriores había tomado el control de clínicas privadas en la ciudad para llevar ahí a pacientes de COVID-19, pero aun así reportó muertes diarias que superaron el centenar.
De ese modo, Grecia y otras naciones de Europa han reactivado el temido confinamiento como el arma final para evitar la propagación del virus. Eso, sin embargo, no es aceptado por toda la sociedad, por lo que también hemos visto cómo se multiplican las protestas en el Viejo Continente en contra de las medidas de contención.
Para algunos especialistas, Latinoamérica en general no ha tenido una segunda ola de contagios, sino una primera ola muy prolongada, a diferencia de naciones europeas que están padeciendo ahora la segunda ola, o de asiáticas, como Corea del Sur y Japón, que sufren una tercera ola.
Sea cual sea la situación, el mensaje es el mismo en todas las lenguas del mundo: no bajar la guardia. Los casos de coronavirus se dispararon en Europa cuando se relajaron las medidas por el verano y se abrió la economía de par en par; se creyó que la COVID-19 era algo del pasado. Algo así vimos este fin de semana en la capital, donde la alcaldía organizó un concierto al aire libre en el bulevar Constitución, con una muchedumbre sin distanciamiento físico y sin medidas de control biosanitario, hechos que se han repetido en otras municipalidades o en eventos organizados por privados.
No se puede bajar la guardia. Se trata de un reto constante. Sí hay restaurantes que han implementado las medidas, como separación de mesas o colocación de repisas transparentes entre ellas, pero otros tienen que ordenarse, priorizar la salud antes que las ganancias y garantizar que haya suficiente distancia entre los grupos de comensales.
De acuerdo con un artículo publicado en BBC Mundo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) recomienda enfocarse en la educación —relacionada con el uso de mascarillas, el lavado de manos y el distanciamiento social—, además de mantener las tomas de muestras y el rastreo de los casos. Para El Salvador, esto no es algo extraño, sino cotidiano, y ha demostrado ser eficaz para contener la propagación del virus y mitigar sus efectos en la Sociedad.