Durante más de 40 años, El Salvador manejó datos de evasión fiscal inimaginables, fondos que nunca entraron al Estado y que terminaron en pérdida de beneficios y obras para los salvadoreños.
Cuando el presidente Nayib Bukele asumió el poder, reafirmó que uno de los factores claves en su Gobierno es la lucha contra la evasión de impuestos.
En concordancia con lo encomendado por el presidente Bukele, el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, reiteró que desde el inicio de su gestión ha trabajado por poner especial atención al área de ingresos. Convirtiendo en una prioridad el combate contra la evasión y elusión fiscal, una práctica ilegal que fue obviada por las administraciones del pasado y que le quitaba al país un aproximado de $2,000 millones anuales.
Desde el lanzamiento del Plan Antievasión en octubre de 2019, se han identificado y recuperado $345 millones en impuestos evadidos, recursos que han servido para la construcción y remodelación de hospitales, escuelas, carreteras y dotar de equipamiento a nuestros policías y soldados.
Asimismo, a la fecha se han presentado 97 avisos por presunta evasión a la Fiscalía General de la República, que suman más de $90 millones entre impuestos y multas.
Este año se ha iniciado la segunda fase del Plan Antievasión, que ahora cuenta con mayor respaldo por parte del Estado, permitiendo una lucha frontal contra aquellos malos empresarios que no solo se han robado los impuestos de los consumidores y las retenciones de sus empleados, sino que también robaron el futuro de niños y jóvenes.