El emblemático jugador de Alianza Kin Canales le dijo a nuestro periodista Santiago Leiva que un futbolista salvadoreño que gane más de $3,000 en la primera división del campeonato en El Salvador es «mucha plata», a juzgar por el deslucido espectáculo que muestran los equipos.
Para Kin, los salarios de $5,000 o $6,000 son un escándalo y si los extranjeros ganan eso o más es peor. En su tiempo, un buen jugador cobraba $2,000 a lo mucho y, según él, sí exhibían un mejor fútbol.
Creo que antes, hoy o después los futbolistas deben cobrar buenos sueldos. El problema radica en que los equipos de primera división no son profesionales, aunque compitan en la llamada Liga Mayor.
¿Cómo los equipos se pueden convertir en profesionales, en verdaderos clubes?
Salvando las diferencias, allí no más, en México se tienen ejemplos de cómo se manejan estas instituciones deportivas, ya no se diga en España con clubes como el Barcelona, donde te venden hasta los pedazos de grama.
Esos clubes son verdaderas máquinas de hacer millones convirtiéndose en empresas, patentando sus marcas, negociando derechos de televisión, creando otros clubes de socios en diversos deportes o monetizando sus estadios, su marca, hasta creando sus propios canales privados donde «pagas por ver»; y falta mencionar los ingresos que tienen al vender a jugadores de sus canteras.
¿Por qué los Alianza, Águila, FAS, Luis Ángel Firpo y el resto de equipos no pueden crear esos modelos de negocios o siquiera tener su propia cancha para entrenamientos?, y lo mismo aplica para la Selecta.
Y si la principal fuente de ingresos para los verdaderos clubes son los derechos de televisión, a mi juicio, en El Salvador los equipos regalan estas franquicias a los canales privados de la TV. Un expresidente de FAS me reveló que les pagan por transmitir esos partidos entre $40,000 a $60,000 por campeonato.
¿Por qué no manejar otras opciones, como por ejemplo la televisión abierta, en este caso Canal 10?
La venta de entradas por adelantado, al crear clubes de socios, es otra oportunidad que se ha desperdiciado, y si no miren a los equipos de México o España, como ya lo he planteado.
Algunos equipos salvadoreños también se gastan miles de dólares en el alquiler de los estadios por no contar con sedes propias, como Alianza, Marte u otros. FAS o Águila y más recientemente Santa Tecla hacen buen negocio al tener en comodatos sus campos de fútbol.
¿Por qué los aliancistas o marcianos no tratan de llegar a un acuerdo con el Indes por el estadio Mágico González y explotarlo, aparte de remodelarlo (su césped, por decir algo)?
A los grandes empresarios, que son los verdaderos dueños de los equipos de Liga Mayor en el país, no les interesa hacer negocio con estos equipos y dejan su administración a dirigentes que tienen muy poco margen de negociación cuando se trata de la televisión, de patentar marcas, de estadios o la creación de modelos de socios.
No se necesita ser mago o duende para darse cuenta de que ese ha sido el problema histórico de nuestro fútbol. Por eso nadie puede aspirar a ganar ni mejores sueldos ni un mejor espectáculo. La reflexión de Kin Canales es respetable, pero discutible, porque la industria futbolística salvadoreña es mal pagada porque ha sido mal vendida.