El antiguo modelo político salvadoreño se basaba en la construcción artificial de mayorías. Como el pueblo no le otorgaba a un partido político la mayoría en la Asamblea Legislativa, esta se construía a base de sobornos. Maletines negros cargados de dinero eran «el aceite» que mantenía activo el engranaje de la corrupción.
Así se construyó «la gobernabilidad» en el parlamento salvadoreño. Los llamados «partidos bisagra», que eran los que tanto ARENA como el FMLN usaron como apoyo para llegar a los 43 y 56 votos, necesarios para aprobar reformas y leyes (mayoría simple) y créditos y funcionarios de segundo grado (mayoría calificada), respectivamente, necesitaban ese «lubricante» para funcionar y permitir el funcionamiento del Estado.
En teoría, y de cara al público, lo que se hacía era una «negociación política»: los representantes del pueblo debatían la conveniencia o no de determinadas leyes o proyectos, supuestamente basados en los beneficios o impactos en la población. Lo cierto es que todo se movía en torno de intereses de los dueños de los partidos políticos. De ese modo, los financistas lograban la aprobación de leyes a la medida y permanecer intocables, a pesar de prácticas innegablemente dañinas para la sociedad.
No solo el aparato político «de oposición» funcionaba con base en los maletines negros. También dentro de los gobiernos de ARENA y del FMLN se premiaba a los ministros y funcionarios con sobresueldos, bajo el argumento de que se trataba de cuadros ejecutivos que eran convencidos de dejar empresas u organismos internacionales a cambio de abundante dinero, el cual no se reflejaba en el salario oficial aprobado en el presupuesto general de la nación. Los sobresueldos, o «complementos salariales», como también se les llamaba, lograban hacer apetecibles esas plazas, aunque no se tratara de atraer al mejor talento, sino solo premiar a dirigentes.
Los sobresueldos, sin embargo, también llegaron a un gran número de analistas, tanques de pensamiento, periodistas, ONG, fundaciones y hasta a empresarios, con tal de mantener ese «ambiente favorable» para el gobierno de turno. Buena parte de estos fondos se entregó en efectivo o se crearon plazas fantasmas o puestos de fachada para justificar erogaciones desde los fondos públicos.
La nueva comisión especial se dedicará a desnudar toda esta estructura de corrupción creada por ARENA y el FMLN, con la cual quedará claro el origen de algunas posturas radicales dentro de la oposición.