Una de las singularidades del nuevo Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) es que todos los criminales que ahí sean encarcelados no podrán tener ningún tipo de visita sea íntima o familiar, esto garantizará a las autoridades penitenciarias control total del recinto y que los pandilleros no tengan contacto alguno con personas cercanas.
La megaprisión tiene la capacidad de albergar a 40,000 criminales, ahí pagarán sus condenas cientos de cabecillas locales de la MS, 18 y otras estructuras delictivas, así como los fundadores nacionales de estos grupos terroristas, sicarios de estas bandas que salían a las calles solo para asesinar ciudadanos honrados.
La rigurosidad para los internos que guardan prisión en la CECOT contempla, según expuso a Diario El Salvador el director de ese penal, ningún acercamiento de personas de confianza a los criminales, esto incluye, parejas sentimentales, parientes, etc., para evitar cualquier intercambio de información.
«En cuanto al régimen de visitas a este centro penitenciario no va a tener ningún tipo de régimen de visitas», aseguró el director del CECOT.
La prisión cuenta con un área de notificación e intimación, que es cuando los prisioneros son notificados de nuevos delitos por la Fiscalía General de la República (FGR). El reconocimiento de reos y los mareros que tienen procesos judiciales abiertos los podrán efectuar en salas establecidas al interior de cada módulo.
Ni siquiera para tomar el sol podrán salir de los inmensos módulos y la cárcel tampoco dispone de patios para recreación de reos, ya que el régimen es especial y drástico contra reos considerados de alta peligrosidad y por lo tanto deben permanecer en las amplias celdas.
Durante los gobiernos del FMLN, las autoridades penitenciarias de turno se mostraron sumisos con los cabecillas de pandillas y accedieron a trasladarlos de prisiones de máxima seguridad a cárceles menos estrictas desde donde ordenaron homicidios, extorsiones y asesinar policías, soldados y custodios.
La desfachatez de estos gobiernos corruptos fue que en septiembre de 2012 permitieron el ingreso de prostitutas al penal de Izalco, Sonsonate, en la denominada «fiesta pornográfica» por la cual fueron cuestionados funcionarios de turno.
En su momento, el actual director de Centros Penales, Osiris Luna, aseguró que la institución es el «primer frente para evitar que salgan willas [escritos de pandillas] o cualquier orden» de los mareros al exterior.