El marquesote elaborado en los hornos de Anamorós, en La Unión, es un producto que se consume en diferentes municipios de El Salvador e incluso traspasa fronteras para llegar a mercados nostálgicos como el de Estados Unidos, en donde residen miles de salvadoreños.
Lilian Hernández tiene una de las panaderías en ese municipio, donde a diario se elaboran entre 400 y 600 tortas de marquesote, pues muchas personas llegan a comprarlo para revender en otros lugares, o personas que llegan de visita a esa localidad también buscan este apetecido pan.
«Nos satisface que nuestro producto sea aceptado en nuestro país y fuera de nuestras fronteras también, porque los que tienen familiares en Estados Unidos siempre les piden que les manden o les lleven el marquesote para allá, eso no les puede faltar, porque allá pueden encontrar otro pan, pero el marquesote no lo encuentran», comentó la propietaria de panadería.
El marquesote es un pan elaborado a base de huevo, harina, azúcar y canela, el cual se bate durante determinado tiempo y luego se deposita en una lata que posteriormente se lleva al horno preparado con la temperatura adecuada para que el batido se pueda cocinar en un período de 12 minutos.
En ese municipio hay varios jóvenes que también han aprendido a trabajar en la elaboración de este tipo de pan, el cual actualmente se hace de manera semiindustrial, pues utilizan una máquina batidora para la mezcla de los materiales, y el cocido se hace en un horno artesanal, pero la temperatura funciona a base de gas licuado.
«La clave para que el marquesote quede de buena calidad es que todo vaya con la debida medida con los huevos, porque hay huevos que salen grandes y otros pequeños, pero uno debe mantener la medida para que el batido quede exacto; también el azúcar, la harina, la canela y el royal. Esto último es para que le dé un poco de volumen», explicó Kevin Cruz, quien se dedica a hornear.