A principios de la década de los noventa, me encontraba por motivos académicos en la bella ciudad de Zúrich. En aquellos días solía encontrarme con estudiantes de la universidad de Zúrich, académicos, escritores, poetas y exiliados políticos de diferentes países de Latinoamérica.
Aquellas reuniones se llevaron a cabo en un bar conocido como Odeón, un local que está ubicado muy cerca del lago de Zúrich, y en donde a principios de 1900 el dirigente comunista Iván Lenin se reunía con frecuencia con sus camaradas rusos, que al igual que él también se encontraban exiliados en Suiza. Se cuenta además que dicho bar en su tiempo fue uno de los lugares favoritos de Albert Einstein.
Si mal no recuerdo, en una noche de bohemia, un estudiante de la universidad, y quien era conocido con el sobrenombre de comandante Lucas, inició una discusión muy interesante que giró en torno a los orígenes de la teoría marxista. Lucas no es un personaje ficticio, en la realidad era un estudiante colombiano de filosofía y quien años más tarde culminaría con éxitos sus estudios y además se convertiría en uno de los principales ideólogos de las FARC, guerrilla colombiana. Cuando se estudia en el extranjero, uno se cruza con gente de diferentes nacionalidades, carreras, exiliados políticos y personajes muy interesantes.
El compa Lucas optó por las armas, y su servidor se fue a trabajar a diferentes empresas multinacionales. La verdad es que después de finalizar mis estudios nunca más me encontré con él, y la mayoría de las cosas que supe de Lucas eran a través de los medios de comunicación.
Ahí sentado en una esquina del bar Odeón el compa Lucas decía: «Amigos latinoamericanos, para entender la teoría marxista les aconsejo que lean el libro “La fenomenología del espíritu de Hegel”», quien además fue maestro de Karl Marx.
Y si mi memoria no me traiciona, todavía recuerdo que nuestro buen amigo suizo Mijael Sinzig, un marxista teórico, preguntó a Lucas en qué consistían los escritos de Hegel.
Mijael en el libro «La fenomenología del espíritu Hegel» menciona que el origen de las sociedades se remonta al aparecimiento de dos conciencias, y ambas conciencias inician una batalla a muerte que se desarrollará en tres fases.
En resumen, Hegel planteaba en su obra inédita, y de una manera abstracta, que aquella conciencia que tenga menos miedo a la muerte será vencedora y aquella conciencia que tenga más miedo a la muerte será la conciencia derrotada. Es así como la conciencia menos temerosa termina imponiéndose a la conciencia más temerosa. Una batalla que tiene su origen en el deseo de una conciencia con miras a dominar el deseo de los demás. Es así como la conciencia perdedora se convierte en una esclava.
El problema es que la conciencia que termina imponiéndose, es decir, el amo, se convierte en un ser inútil, que no produce, solo domina, y al final se transforma en una especie de cerdo, porque solo tiene relación con lo que come. En cambio, la conciencia dominada, en este caso el esclavo comienza a producir ideas para liberarse del yugo del amo.
La historia de la humanidad se caracteriza por un hecho innegable para cada historiador, pensador, y es que en la práctica los sometidos (esclavos) son los verdaderos creadores de la cultura, el arte, las ciencias, porque su deseo de liberación es más grande que el deseo del amo, que al final se convierte en un ser inútil que pretende vivir a través del sometimiento de los demás.
Es así como el esclavo termina liberándose del amo y termina derrocándolo, hundiéndolo. Es a partir de estas fases que Hegel explica la dialéctica.
Se sabe que Marx retomó algunos planteamientos de Hegel, y lo que para este último era el amo para Marx es el capitalista o dueño de los medios de producción. En cambio, el esclavo de Hegel es interpretado por Karl Marx como el proletariado.
Una vez el comandante Lucas terminó su intervención, su servidor preguntó: «¿Por qué Hegel habla del aparecimiento de dos conciencias cuando explica la dialéctica?», y el comandante Lucas respondió que Hegel era teólogo, y es a partir de esa base teórica que el autor expuso sus argumentos.
Aquellos años de estudiante bohemio quedaron atrás, y ahora me parece que más allá de las pasiones políticas, no cabe duda de que Karl Marx fue un verdadero genio y el único filósofo que entendió que no era suficiente impartir las clases de filosofía entre cuatro paredes, que era necesario llevar la filosofía a las calles. Una premisa que se cumplió porque logró dividir el mundo durante décadas, y que terminó en lo que todos conocimos como la Guerra Fría.