Al menos 123 personas, la gran mayoría combatientes, han muerto en cuatro días de enfrentamientos que proseguían este domingo en Siria entre el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y las fuerzas kurdas, desencadenados por un ataque de los islamistas contra una prisión.
Desde el asalto contra la prisión lanzado el jueves por la noche por unos 100 combatientes del EI para liberar a sus compañeros, «murieron 77 yihadistas y 39 combatientes kurdos», así como «siete civiles», afirmó el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
Este ataque es el mayor desde que el EI fuera derrotado en Siria en 2019 por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por los kurdos y respaldadas por la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos.
Miles de yihadistas están detenidos en el norte y el noreste del país, territorios en parte controlados por las autoridades kurdas. Pero el EI sigue logrando lanzar sangrientos ataques gracias a sus células clandestinas.
«Feroces combates estallaron este domingo al alba, con las fuerzas kurdas intentado retomar el control de la prisión y neutralizar a los yihadistas que se encuentran en los alrededores» explicó el OSDH.
La prisión, situada en la ciudad de Hassaké, alberga a unos 3,500 miembros del EI, incluidos los líderes del grupo, según esta ONG, que cuenta con una amplia red de fuentes en Siria.