Los salvadoreños han sufrido por más de una década la presencia de pandillas en El Salvador, fue hasta hace dos años que las estadísticas comenzaron a reflejar una significativa disminución de crímenes. La mayoría de hechos violentos siempre han sido cometidos por hombres, sin embargo, hay miles de mujeres que han sido cómplices.
Desde 2010 hasta el año pasado o en una década, la Dirección de Centros Penales registra que en promedio 1,376 mujeres han sido encarceladas por diversos delitos ligados a las acciones delictivas que comenten las pandillas. Solo para el año pasado, 734 fueron perfiladas como integrantes de la MS, mientras que 668 de la pandilla 18.

Madres, hermanas, esposas e incluso abuelas han sido condenadas en estos años por formar parte de las pandillas, MS o 18. Un ejemplo es el de Jessica Marisol Mancía Morán, hermana de un marero que operaba en Caluco, Sonsonate; la joven de 28 años fue sentenciada en 2018 a purgar una pena de 10 años de prisión por ayudar a su hermano en el homicidio de un hombre de la zona.
Las estadísticas reflejan que las 1,376 mujeres están detenidas por delitos de extorsión, homicidios, agrupaciones ilícitas, robo, y tenencia de droga. Aproximadamente 473 pandilleras están tras las rejas por el delito de extorsión y otras 256, en promedio, por posesión y tenencia de droga.
AUMENTO DE CRÍMENES EN GOBIERNOS ROJOS
Durante el periodo del expresidente prófugo Salvador Sánchez Cerén, fueron encarceladas un promedio de 1,600 mujeres. Seguido de un promedio de 800 detenidas en el gobierno de Mauricio Funes, quien está asilado en Nicaragua huyendo de la justicia salvadoreña.
Las estadísticas concuerdan con el alza de crímenes que se registraron durante los gobiernos del FMLN (2010-2019). Solo en la gestión del partido izquierdista se registraron 40,550 homicidios.
Durante los primeros años de gestión, la violencia recrudeció por las pugnas entre pandillas, pero durante el 2012 y 2013 los índices de violencia disminuyeron tras la tregua entre pandillas, por la que es procesado su exministro Munguía Payés.
Según las estadísticas, durante el quinquenio de Funes se cometieron 17,530 homicidios. Las autoridades dijeron que los ataques contra policías y empleados del sistema de justicia también se incrementaron, lo mismo que las desapariciones de personas, que se equipararon con los homicidios.
Sin embargo, el periodo más violento en la historia de El Salvador fue durante el gobierno de Sánchez Cerén, durante su llegada se provocó la cifra más alta de homicidios hasta a la fecha, con 23,030 crímenes perpetrados en cinco años.
El 2015 fue el año más violento en la historia de El Salvador, ya que se cometieron más de 6,600 homicidios. La tasa de este delito alcanzó la cifra récord de 104 muertes violentas por cada 100,000 habitantes, la mayor a escala mundial en ese año.
Para el segundo periodo de gobierno del FMLN, había más de 500 mujeres presas por extorsión, unas 270 por posesión y tenencia de droga, más de 225 por homicidios y aproximadamente 190 por el delito de agrupaciones ilícitas, según Centros Penales. El año pasado, en las cárceles había 1,394 mujeres integrantes de maras; 538 por extorsión y por drogas 166; el resto se divide en agrupaciones ilícitas, robos y otros delitos de menor incidencia.
NUEVA ADMINISTRACIÓN LE APUESTA A REINSERCIÓN
El gobierno del presidente Nayib Bukele, a través de la Dirección General de Centros Penales (DGCP), intenta recuperar y mantener el orden y control dentro de las cárceles del país, que antes eran consideradas centros de operaciones pandilleriles.
Uno de los proyectos insignia de la actual administración es el Plan Cero Ocio, creado para que el 100% de los reos que se encuentran en los diferentes centros penitenciarios a escala nacional lleven a cabo trabajos de utilidad para las comunidades y para que eviten el ocio carcelario.
El Plan Cero Ocio contempla los reclusos se mantengan activos, tanto dentro como fuera de la cárcel durante el tiempo de su condena, bajo lineamientos de orden, control y disciplina.
Entre las actividades impulsadas a través del Plan Cero Ocio para las mujeres encarceladas está la formación en las áreas de maquila, cosmetología, corte y confección, panadería, arte, deporte, entre otros, esto para su proceso de rehabilitación y su inserción social posterior a cumplir su condena.
La DGCP también pretende ahorrar alrededor de $10 millones con el proyecto de Centros Penales Autosostenibles, incluido en el Plan Cero Ocio, que busca que los privados de libertad produzcan sus propios alimentos, vestuario, entre otros.