Edwin Josué Andino, de 23 años, quien trabajaba en el canal LTV, «murió de un disparo a quemarropa en el rostro», dijo a la AFP la directora del no gubernamental Comité por la Libre Expresión (C-Libre), Amada Ponce.
Advirtió que los ejecutores le taparon la boca con cinta adhesiva, un patrón que se ha replicado en México» en crímenes contra periodistas y que estaría asociado a «un silenciamiento [de la prensa].
Junto al periodista murió su padre. Desconocidos los sacaron a ambos de su casa en la colonia Villafranca, oeste de Tegucigalpa, y después los asesinaron a tiros, relató el director de LTV, Raúl Morazán.
Agregó que Andino trabaja desde hace dos años con el canal de televisión, había ascendido al cargo de productor y que no había recibido amenazas.
«Sumamente consternado por la muerte de Edwin Andino. Un valor del periodismo, lo vimos crecer y desarrollarse en las aulas, un muchacho sano, graduado con excelencia académica», posteó en las redes sociales el periodista Aldo Romero, profesor de la universidad privada donde se graduó el comunicador.
Ponce lamentó que es «el quinto periodista asesinado en el país en lo que va del año, el cuarto en el gobierno de Xiomara Castro», quien asumió el 27 de enero pasado, y «el 98 desde el año 2001».
Honduras está catalogado por organismos especializados como uno de los países más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo.
Entre los 98 asesinados hay periodistas, dueños de medios y otro tipo de profesionales ligados con los medios de comunicación. Más del 90% de los crímenes está en la impunidad.
Honduras también es uno de los países más violentos del mundo, con una tasa de 38 homicidios por cada 100.000 habitantes, más de cuatro veces el promedio mundial.