En el marco de las controversiales elecciones presidenciales de Nicaragua, el salvadoreño y prófugo por corrupción, Mauricio Funes, ejerció su voto como ciudadano de dicho país.
«Ejerciendo mi derecho ciudadano al voto», escribió en su cuenta oficial de Twitter, texto que acompañó con una fotografía de él y su documento de identidad Nicaragüense.
Por su parte, el actual presidente de El Salvador, Nayib Bukele, reaccionó ante la publicación realizada por Funes:
«La máxima expresión del cinismo. Y pensar que aún hay gente que le cree», escribió el mandatario.
Fue el 1° de septiembre de 2016, cuando el expresidente salvadoreño (2009-2014), solicitó asilo político al Gobierno de Nicaragua, el cual fue otorgado prontamente y publicado en la edición de la Gaceta el 6° día del mismo mes.
Y el pasado 30 de julio 2019, para cuando Funes ya había sido acusado cargos en El Salvador por corrupción y malversación de fondos públicos, el Gobierno de Ortega le otorgó la nacionalidad nicaragüense de manera exprés, para brindar al exmandatario de un proceso de extradición.
Por otra parte, otro personaje salvadoreño y expresidente de la República, Sánchez Cerén, acusado de corrupción, salió huyendo del país y recibió la nacionalidad para él por parte del régimen Ortega, la cual fue publicada en el diario oficial de Nicaragua el 30 de julio de este 2021. El beneficio fue otorgado también para varios miembros de su familia.
Según una nota periodística que se lee en el medio «La Prensa», de Nicaragua, el trámite para que se le entregue la nacionalidad a otra persona no es tan fácil o ágil. Hay que cumplir tres requisitos, según señalan los abogados nicaragüenses.
Sin embargo, tanto Mauricio Funes como Salvador Sánchez Cerén, junto a sus grupos familiares, recibieron de manera exprés la oportunidad de ser ciudadanos nicaragüenses.
«Elecciones» presidenciales de Nicaragua
Nicaragua celebra este día unas elecciones en las que el presidente Daniel Ortega, con sus rivales presos o exiliados, se apresta a confirmar su cuarto mandato consecutivo tras 14 años en el poder, bajo el riesgo de que parte de la comunidad internacional no lo reconozca.
Tres años y medio después de las protestas que exigían su renuncia y cuya represión dejó más de 300 muertos, Ortega, que cumple 76 años en una semana, tiene seguro otro gobierno de cinco años con su esposa, Rosario Murillo, a quien llama «copresidenta», a la cabeza del exguerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
En las calles nadie lo duda. Ortega se enfrenta a cinco candidatos desconocidos y señalados de colaborar con el Gobierno, tras el arresto de siete aspirantes presidenciales y la anulación de tres partidos opositores, en una ofensiva que desde junio encarceló a 39 políticos, empresarios, campesinos, estudiantes y periodistas.