Una radiografía del juicio, que el Tribunal Primero de Sentencia de San Salvador, hizo a Miguel Menéndez Avelar, conocido como «Mecafé», ubica a un grupo de fiscales especializados en la investigación de lavado de dinero, en una posición de ventaja, pues consideraron que las pruebas presentadas a los jueces son totalmente incriminatorias.
Desde una visión jurídica especializada en lavado de capitales, los representantes del ministerio público concluyeron diciendo a los jueces que en El Salvador; «Mecafé» lavó dinero de una empresa «offshore» constituida en el estado de Delaware, Estados Unidos.
Se refieren a la empresa C&C, creada el 23 de junio de 2011, por los guatemaltecos, Luis Eduardo de la Cruz Calderón y Jaime Ramón Aparicio Mejía, propietario de la empresa Servicios Calificados de la Construcción S.A. (Serdelco S.A.), sociedad adjudicataria del proyecto diseño y construcción del puente San Isidro, ubicado entre San Pablo Tacachico, La Libertad y Nueva Concepción, Chalatenango, por un monto de $8,487,716.94.
Dos días después, fue constituida Operadora Ladel, exclusivamente para operar el avión el Beechcraft King Air 90-TG ADL, que los dos guatemalteco compraron en el año 2011, por $750,000 en Miami, EE.UU. y que posteriormente por algunos arreglos llegó a costar $1,000,000.
Debido a los altos costos de operación del avión, Luis Eduardo de la Cruz Calderón, vendió el 50% de sus acciones de Operadora Ladel a Aparicio Mejía, quien se quedó con la sociedad y quedó como único dueño del avión, que posteriormente fue entregado como dádiva a «Mecafé» y al expresidente Funes.
Uno de los fiscales dijo que no les queda ni la mínima duda de haber establecido el ilícito de casos especiales de lavado de dinero a través de un delito de corrupción.
El avión se convirtió en un ilícito cuando se entregó como el 10% de dádiva tras la adjudicación del proyecto a Aparicio Mejía, el guatemalteco que creó la sociedad offshore, una empresa de cartón o de fachada que compró el avión en Miami y luego constituyó a Operadora Ladel en Guatemala para que operara ese avión que terminó en manos de «Mecafé» y Funes.
«Hemos presentado un caso especial de lavado de dinero, producto de un hecho de corrupción pública como lo es el cohecho. A la luz del artículo 5 de la Ley Especial contra el Lavado de Dinero hemos probado que hay un delito precedente de corrupción», explicó un fiscal al tribunal.
En el caso puesto a conocimiento de los jueces, los representantes del ministerio público señalan que han probado diversas tipologías de lavado de dinero, el principal es el uso de sociedades offshore que como características principales tienen, una ubicación fuera de los límites nacionales y sus sedes son los paraísos fiscales.
Según la Fiscalía estas sociedades buscan brindar un anonimato a sus propietarios ya que no tienen obligación de efectuar juntas de socios o accionistas, hacen traspasos sin control, como lo hicieron con el avión entregado a «Mecafé».
Siguiendo un hilo narrativo, todos los testigos que intervinieron describieron al tribunal una serie de actos que envolvió esa trama de corrupción desde que se hizo la licitación del proyecto, seguido de las reuniones de negociación de dádivas, entrega del avión y la liquidación del contrato privado de licitación fallida.
Incriminaciones surgidas en el juicio
1 El testigo criteriado, Jaime Ramón Aparicio Mejía, propietario de la empresa Servicios Calificados de la Construcción S.A. (Serdelco S.A.). confirmó a los jueces del Tribunal Primero de Sentencia de San Salvador que Miguel Menéndez Avelar, a quien conoce como «Mecafé», le pidió el avión Beechcraft King Air 90-TG ADL a cambio de adjudicarle la construcción del puente San Isidro.
2 El empresario guatemalteco Luis Eduardo de la Cruz Calderón, confirmó a los jueces que el avión entregado como dádiva a «Mecafé» fue comprado por la empresa Servicios Calificados de la Construcción, S.A. (Serdelco S.A.), constructora favorecida con la adjudicación del proyecto puente San Isidro.
3 El testigo con régimen de protección «Wolworin» declaró que en el avión entregado como dádiva a «Mecafé» viajaba el empresario y el prófugo Mauricio Funes, que él hizo junto a ellos seis viajes entre los años 2013 y 2014. Que Menéndez Avelar, hacía todos los trámites de vuelo y que los gastos eran cargados a una cuenta del empresario y que lo arrendaba a cuatro empresas, por un precio de $1,300 la hora.
4 Empleados del Ministerio de Obras Públicas (MOP) que en el 2013 integraron la Comisión Evaluadora de Ofertas y quienes declararon en el juicio, manifestaron que la empresa que le regaló un avión a «Mecafé» no reunía los requisitos para adjudicarle la construcción del puente San Isidro.
5 El contador de una empresa transnacional dijo a los jueces que rentaron el avión a Menéndez Avelar y que el pago por el servicio lo hicieron a través de transferencias cablegráficas, utilizando para ello el sistema financiero, configurándose de esa manera una de las modalidades de lavado de dinero, según la Fiscalía.
6 El exviceministro de Obras Públicas, José Roberto Góchez, al comparecer como testigo, manifestó ante los jueces que cuando la Comisión Evaluadora de Ofertas declaró desierta la licitación, él ordenó a través de Unidad de Adquisiciones y Contrataciones Institucional (UACI) que se revisara el informe y la razón por la cual los miembros de dicha comisión habían tomado esa decisión.