La Organización Mundial de la Salud (OMS) califica la falsificación de medicamentos como un grave problema de salud pública y advierte que la persistencia de esa problemática menoscaba la credibilidad de los sistemas sanitarios nacionales. En la mayoría de los Estados —dice la OMS— y en todas las regiones se han detectado productos médicos falsificados, que pueden ir desde medicamentos de uso muy extendido hasta los de uso limitado.
Aunque no existe con certeza una cifra exacta de los productos falsificados, la misma OMS estima que representan entre el 15 % y el 30 % del total en los países en desarrollo. Por esta condición, la salud de los salvadoreños enfrenta riesgos, por la facilidad con la que se pueden adquirir los medicamentos falsificados y el gran peligro que plantean que, en el mejor de los casos, un medicamento falso no tiene ninguna efectividad y, en el peor, puede lastimar e incluso causar la muerte de un paciente.
Algunos de los efectos que los medicamentos falsificados pueden causar son los siguientes:
– Efectos adversos: intoxicación cuando hay ingredientes activos incorrectos
– No curar o prevenir enfermedades, lo que aumenta la mortalidad, la morbilidad y alarga los padecimientos
–Contribuir a la resistencia a los antimicrobianos y las infecciones resistentes a los antibióticos u otros medicamentos
Los problemas derivados de las falsificaciones están muy relacionados con la falta de educación del consumidor para detectar este tipo de productos falsos. Para contrarrestar esta práctica, la DNM ha impulsado una campaña para instruir a la población y que pueda distinguir un medicamento falso de uno original.
Un consumidor educado e informado puede hacer la diferencia. Los expertos establecen que un medicamento original debe cumplir con los siguientes requerimientos:
No debe comprarse en lugares desconocidos. Las medicinas se adquieren únicamente de proveedores y establecimientos autorizados.
Los medicamentos se compran solo si un experto lo ha indicado.
No se debe confiar en «medicamentos que curan todos los tipos de enfermedades graves», y que son comercializados bajo los lemas «Si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero», «Sin riesgos» o «Existencias limitadas, compre rápido».
Si el precio del medicamento reporta una gran diferencia en comparación con el que se comercializa en otros establecimientos.
Se deben comparar los fármacos con los que son recetados habitualmente.
Un medicamento es sospechoso si el tamaño, la forma, el sabor o el color son diferentes, o si tiene un etiquetado que no es el usual o le hace falta información como la fecha de caducidad, la dosis o el registro alfanumérico otorgado por la DNM. También debe sospecharse si la etiqueta o el inserto tiene faltas de ortografía o errores gramaticales.
La Dirección Nacional de Medicamentos se mantiene pendiente de la calidad de los medicamentos al alcance de la población, realizando constantemente inspecciones y ejerciendo la vigilancia sanitaria para garantizar las buenas prácticas de manufactura. Todo medicamento falso es decomisado y destruido.
Pero en todo esto no hay que dejar de lado a las personas que compran los medicamentos falsos para comercializarlos, se deben asegurar de que su proveedor está autorizado y solicitar la documentación que respalde el origen del medicamento, puesto que, al hacer los decomisos, estos se traducen en pérdidas.
Al detectar medicamentos falsos se puede avisar a la DNM por medio del «call center» 1356 o escribiendo al correo: [email protected].