Convivir con caimanes representa un temor para las comunidades, por lo que las poblaciones de esta especie se ven amenazada. En ese sentido, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) apuesta por la educación ambiental en comunidades y escuelas.
Desde hace tres años, el MARN ejecuta con éxito el Programa Nacional de Conservación de Caimán y Cocodrilo en la Barra de Santiago, Ahuachapán; Bahía de Jiquilisco, Usulután; y Bahía de La Unión.
«El programa consiste en la conservación de caimanes y cocodrilos, ya que son especies prioritarias para el país y son de gran importancia para nuestros manglares y ríos, porque el caimán es de agua dulce y el cocodrilo, de agua salada», dijo el técnico de vida silvestre Jordi Segura.
Según el biólogo, el MARN ha creado subprogramas para llevar a cabo la conservación de estas especies, entre ellos está un programa para anidación de cocodrilos y otro para el fortalecimiento de poblaciones de caimán.
«También tenemos un subprograma de investigación que lleva bastantes ejes, educación ambiental, investigaciones, publicaciones, monitoreo, que es bien importante para saber las cantidades de poblaciones que tenemos y monitorear los nidos», añadió el biólogo.
Asimismo, se informó que es la primera vez que se cuenta con un programa de estudio y monitoreo de caimanes. El técnico detalla que en El Salvador existen alrededor de 300 caimanes, por lo que la conservación de esta especie se ha vuelto prioridad para la institución. Sin embargo, esto no se logra sin la educación en las comunidades.
«Siempre se dan charlas de educación ambiental. Vamos a las escuelas porque los niños terminan convenciendo a los padres o enseñándoles la importancia que tiene un caimán o cocodrilo para el ecosistema», indicó.
Añadió que es importante que los niños desde que están en las escuelas y sus familiares tengan conocimiento de la importancia de estos reptiles. «Hablamos del programa, la importancia de los cocodrilos y caimanes en los ecosistemas, porque mucha gente sabe que está dentro de un área natural protegida, pero ve a los caimanes y no sabe la importancia», aseveró.
El biólogo destaca que estos animales son la punta de una cadena alimenticia que debajo de ellos vienen todos los animales. En los manglares, cuando los peces desovan van hacia el manglar o esteros, que es donde están los caimanes. Si hay presencia de cocodrilos quiere decir que este manglar está sano.
«A los cocodrilos y caimanes se les conoce como los arquitectos de los manglares porque ellos desazolvan canales, hacen cuevas donde duermen y ya después no las ocupan y todos estos peces se resguardan en esos lugares», comentó Segura.
Muchas personas acostumbran a tener animales silvestres como mascotas. Incluso este tipo de reptiles. En lo que va del año, el MARN ha realizado 10 decomisos, entre ellos, ocho cocodrilos y dos caimanes, por tenencia ilegal.
Los reptiles fueron decomisados en San Salvador, San Juan Opico, la bahía de Jiquilisco y la Barra de Santiago. En las áreas naturales ha sido por desalojos, por alguna denuncia, ya que muchas veces llegan a las piscinas de los ranchos.
«Los que nos ha tocado ir a agarrar [caimanes] ha sido porque los tienen de mascotas o por denuncias. El más grande es de 1.41 metros de largo», reiteró.
Detalló que hace unas semanas decomisaron en San Juan Opico, La Libertad, un caimán que estuvo 31 años como mascota en un recinto pequeño. Las personas lo alimentaban solo con piezas de pollo crudas y de vez en cuando con tilapias.
«Ahorita está en un proceso de recuperación en un recinto dentro de un área natural. Nosotros le ponemos lo mismo que le daban, pero estamos haciendo que se mueva. Él ya tenía un reflejo de que cada tres días le daban pollo, ahora se lo damos más lejos y después vamos a cambiar de ser un pollo normal, como el que comemos nosotros, a darle un pedazo con plumas y después con vísceras hasta que pueda ponérsele una presa viva», relató el biólogo.