Mercedes de los Ángeles Yanes es una migueleña de 35 años, madre de dos niños, que ha encontrado un equilibrio entre dedicarle tiempo de calidad a su familia y seguir su pasión como instructora de danza.
Mercy, como es llamada por sus amigos y familiares, cuenta que desde pequeña sentía una atracción inexplicable por la danza y no fue hasta los 20 años que tuvo sus primeras experiencias con clases de baile. A los 21 recibió las primeras clases de ballet clásico.
«Siempre tuve pasión por la danza, pero nunca busqué ese camino, porque el arte nunca ha sido visto como un medio para subsistir. Mi primera clase de ballet fue con niñas de tres años, yo tenía 21, pero sentí que eso era lo que me había hecho falta toda mi vida», dice Mercy.
Desde entonces ha practicado como pasatiempo y se fue formando a través de los años. Dio clases de ballet a niñas hasta que se dio cuenta de que esperaba a su primer hijo, Mateo, quien hoy ya tiene seis años.
«Siempre tuve claro que quería ser una mamá que pudiera dedicarle tiempo a sus hijos. Al principio, no pude porque tenía horario de oficina, pero mi esposo trabajaba en horas de la madrugada y la noche, así que siempre estuvo con uno de nosotros», expresó.
A inicios de 2022 nació su segundo hijo, Santiago; y en julio del mismo año, luego de varios años de soñarlo y meses de trabajo, ella y su esposo, Manuel Escobar, abrieron Momentum Dance Company. En la academia imparte clases de ballet, danza urbana y ritmos latinos tanto a niños como a adultos.
La academia significó la forma perfecta para que esta madre pudiera cuidar a sus hijos, sin dejar de lado su amor por la danza y especialmente el ballet. El día a día de la familia, asegura, es caótico, pero tratan de acoplarse para cumplir con su trabajo sin descuidar a sus hijos.
«Dividir el tiempo es complicado, siempre hay estrés, pero cuando hay amor y pasión se puede. A veces nos toca estar con los niños en las clases», añadió Mercy.
La pareja coincide en que las mejoras en temas de seguridad que vive actualmente El Salvador, debido al trabajo del Gobierno del presidente Nayib Bukele, fueron de los últimos factores que influyeron para el establecimiento de su academia.
«Teníamos cierto temor de que nos pusieran renta [extorsión], porque apenas íbamos iniciando. Con la mejora de la situación [de seguridad], nos sentimos más tranquilos para poner la academia y hasta el momento todo ha estado tranquilo», dijo la emprendedora.