«Me decía que me fuera con él, en el mismo carro, que lo acompañara a los lugares que iba, hasta que un día intentó abusar de mí», cuenta Andrea Hidalgo, una joven de 28 años, quien decidió renunciar a su trabajo para no seguir siendo acosada por su jefe.
Hidalgo fue víctima de acoso sexual en el 2017. Cuatro años después, la joven aún acarrea las secuelas. «Como me miraban menor que todos en el trabajo, trataban de aprovecharse de mí. A los tres meses de estar ahí mi jefe se me insinuaba. Me escribía al celular, insistía en llamarme, aunque no le respondiera», narró la joven.
«Esas acciones las aguanté por muchos meses. Pero hubo una vez, y la más grave, que teníamos que ir a Chalatenango y me dijo que me fuera con él, yo le dije que no, porque sabía me podía pasar algo y él se molestó», explicó Hidalgo.
«Al día siguiente, cuando llegué a la oficina me mandó a llamar, al entrar se me acercó, habló conmigo y de repente me agarró del brazo y me exigió que lo besara. Yo me intenté soltar, forcejeé con él, me dijo que yo era bien pedante. Yo me defendí y le dije que estaba ahí por trabajo no por otra cosa y corrí», relató la joven.
El hombre tomó mal las palabras de la joven y le dijo «si querés seguir trabajando tenés que hacerlo». Hidalgo ante esta situación optó por renunciar, pero esta decisión sin duda le perjudicó psicológicamente y agravó hasta su economía tras quedar desempleada.
En El Salvador, tanto mujeres como hombres, sufren a diario este y otro tipo de conductas que se enmarcan en el delito de acoso sexual. Los piropos, silbidos, coqueteos son expresiones que desencadenan el acoso.
En los últimos 3 años, hubo 2,888 personas que denunciaron ser víctimas de acoso sexual, según los datos que registra la Fiscalía General de la República (FGR).
El acoso sexual ha sido una problemática latente en el país, esto se refleja en las estadísticas de denuncias, en las que a pesar de la disminución que hubo en el 2020 [año de la pandemia], se reportaron 831 denuncias, el delito persiste; para el 2019 hubo un alza de 1,113 casos y para el 2018 se registraron 944 supuestos abusos.
DELITO SIN DISCRIMINACIÓN
El acoso sexual está regulado en el Código Penal: «el que realice conducta sexual indeseada por quien la recibe, que implique frases, tocamiento, señas u otra conducta inequívoca de naturaleza o contenido sexual y que no constituya por sí sola un delito más grave, será sancionado con prisión de tres a cinco años», reza el artículo 165. Añade que, si el acoso sexual es realizado a un menor de 15 años, la pena ronda de cuatro a ocho años de prisión.
Especialistas en el tema aseguran que los piropos sexuales, insinuaciones, burlas, bromas y chistes sexuales son algunas conductas que pueden considerarse como acoso. Además, como en el caso de Hidalgo, hubo gestos sugestivos, tocamientos, miradas morbosas y roces indeseados.
Este delito se caracteriza porque no discrimina por sexo, edad, nacionalidad. Niños, niñas, mujeres y hombres pueden ser víctimas de acoso. Además, el acoso se puede cometer en cualquier entorno, ya sea, en el laboral, educativo, e incluso, familiar. El acoso callejero también es uno de los más problemáticos en el país.
«El acoso se puede cometer en cualquier entorno, y la mayoría de veces se da en entornos comunitarios, cuando caminamos por las calles, en el transporte público. Sin embargo, siempre hay otros entornos como en el trabajo o en las universidades. Sobre el acoso sexual el factor coincidente es que en la mayoría de casos tiene que ver con las relaciones desiguales de poder», dijo Katya Castillo, asesora del Instituto Salvadoreño de Desarrollo de la Mujer, Isdemu.
En los datos de los últimos tres años, se detalla que 2,700 fueron mujeres que denunciaron ser víctimas de acoso sexual y, aunque parezca extraño, 149 eran hombres.
JÓVENES, LAS PRINCIPALES VÍCTIMAS
Del total de los denunciantes ante la FGR, 996 eran jóvenes entre 18 a 30 años, seguido de 639 adolescentes que rondan entre los 13 y 17 años. Además, hubo 311 niños, de entre los 0 y 12 años, que han sufrido algún tipo de acoso y 391 de entre 31 a 40 años.
Respecto a las zonas donde más se reportan casos, San Salvador encabeza la lista de los departamentos con 880 denunciantes, seguido de La Libertad con 329, Santa Ana con 278 casos y Sonsonate donde se registró a 164 supuestas víctimas de acoso sexual.
UN DAÑO IRREPARABLE
Una especialista dijo que el principal daño del acoso es el psicológico. La forma de vestir, la inseguridad, la desconfianza son algunas de las principales consecuencias para una víctima de este delito.
«Las personas que son acosadas sexualmente se sienten vulnerables ante la situación, porque sentís que no podés hacer nada, pueden desarrollar sintomatología depresiva, ansiosa, insomnio, entre otras cosas. Puede haber aislamiento, esto más que todo en el caso de los niños y más si han sido amenazados porque se sienten victimizados», dijo una psicóloga.
Por ejemplo, Hidalgo dice que quedó con temor, y cada vez que tiene una entrevista de trabajo o en su actual empleo, «siempre ando pendiente y mantengo la distancia. Aunque ahora si pasa algo ya no me pienso dejar porque esa experiencia me hizo más fuerte», afirmó.
Castillo asegura que la denuncia es necesaria porque si no «el no denunciar lo que provoca es que la conducta pueda ir perpetuando. Los agresores, como no reciben una sanción, continúan replicando las mismas conductas en los entornos donde se desenvuelven», mencionó.
Si eres víctima de acoso sexual puedes denunciar a través del 911 o acercarte a las unidades de la FGR. En ISDEMU también está el Programa de Atención Integral para una Vida Libre de Violencia que brinda atención psicológica, herramientas de autocuido y empoderamiento económico, entre otros.