El doctor y microbiólogo de la Universidad de El Salvador (UES) Antonio Vásquez Hidalgo descubrió una especie de hongo en las semillas del árbol de nacazcol mientras investigaba sobre los tintes naturales que se obtienen de estas semillas.
Todo comenzó en 2006 cuando hizo un experimento para buscar el colorante natural del nacazcol. Recolectaron una muestra de semillas en el norte de Morazán y la llevaron a la UES para identificar cómo se podía colorear una sustancia de negro a partir de las condiciones de laboratorio.
«La idea inicial era obtener el colorante [de las semillas de nacazcol] y teñir microorganismos. Cuando encontré el colorante pensé que la investigación había terminado, pero cuando deposité las semillas en una mesa de laboratorio, me llamó la atención que algunas tenían puntos negros, otras estaban totalmente negras y algunas se pulverizaron. Al siguiente día preparé medios para analizar una semilla, raspé los puntos que habían aparecido y los llevé a un medio de cultivo. Los dejé a temperatura ambiente y a los tres días la placa tenía una mancha negra. Al cuarto día la vi en un microscopio y tenía el aspecto morfológico de un hongo, pero no sabía qué especie era», recordó el doctor Vásquez.

Su conocimiento especializado y la intuición le indicaron que se trataba de una nueva especie, así que hizo un acta notarial para registrar el descubrimiento. Un año después comenzó la investigación formal con el método científico, la cual se publicó en 2008 en la revista «La Universidad», de la UES.
Sin embargo, necesitaba hacer la secuenciación del hongo para comprobar si no se había descubierto en otro lugar del mundo. Por lo tanto, en julio de este año envió dos muestras del hongo a un laboratorio especializado en biotecnología en Corea del Sur, llamado Macrogen.
Los resultados llegaron hace seis semanas, aproximadamente, y detallaron que la especie era indeterminada, es decir que no había una secuenciación similar. También envió los nombres de las especies más parecidas, las cuales no se encuentran en El Salvador.
Con los datos del reporte empezó a usar los paquetes de bioinformática que comparan secuencias de bases de cada especie del mismo género. Así contrastó la secuenciación de su hongo con otros, pero no encontró ninguno similar. «El día que llegó el reporte estaba en mi casa, era medianoche, y me puse tan feliz, no podía creer que había descubierto algo nuevo», indicó Vásquez Hidalgo.
El doctor explicó que en 2010 un investigador encontró la misma especie de hongo en las arenas de un desierto en Asia, no obstante, los resultados no se difundieron al público; sin embargo, el doctor Vásquez posee la atribución del descubrimiento porque lo realizó cuatro años antes, en 2006. «Hoy ya liberaron [la información de] más de 200,000 especies a escala mundial. Encontrar hoy una especie nueva solo sucede cada 100 años. No es lo mismo descubrir propiedades de una planta natural que descubrir una nueva especie de hongo», detalló.

Cuando se enteró de que poseía la autoría del descubrimiento, sus allegados le dijeron que le pusiera su nombre o su apellido, y decidió colocarle el nombre de la universidad y de El Salvador para honrar sus raíces.
«Le doy las gracias al Ministerio de Educación porque con los fondos que nos dan podemos invertir en investigación. Para mí, el descubrimiento me deja una satisfacción grande de aportar algo nuevo y demostrar lo que los investigadores del país pueden aportar. Busco destacar el país porque en las 400 especies de hongos del género «Aspergillus» ninguna lleva el nombre de El Salvador, hasta ahora», indicó el médico, que ha trabajado 30 años en la UES.
Actualmente ha elaborado un documento con los resultados, gráficas y fotografías del estudio experimental de microbiología sobre la caracterización morfológica y molecular DNA del hongo «Aspergillus uessalvadoriensis». En las fotografías microscópicas del hongo ha identificado que tiene espinas para guardar el agua de la humedad, un método similar al del cactus.
En la zona oriental del país, las semillas de nacazcol se utilizan para teñir el barro, pero, en realidad, el color negro intenso proviene del hongo. Por lo tanto, el aporte social y práctico de su investigación se enfoca en la comercialización del tinte negro. Además, desarrollará otra investigación para encontrar metabolitos en el hongo para usarlos en la industria en áreas como la medicina.
El doctor Vásquez se interesó por la microbiología desde que tenía 12 años, cuando su papá le regaló un microscopio. Mencionó que la primera vez que vio una planta en el microscopio su cerebro «estalló porque descubrió un nuevo mundo». Después empezó a trabajar en la UES en tecnología médica, y pasó a formar parte del equipo de microbiología y entró a un laboratorio donde vio nuevamente los microscopios. «Me estalló la cabeza de nuevo, pensé que era el destino y decidí dedicarme a la microbiología», comentó el especialista.