Hacer tortillas para vender ha sido la forma de llevar el sustento y sacar adelante a sus nueve hijos. Dedicarse a una actividad no muy común en hombres no ha sido impedimento para Miguel Antonio Inglés, un reconocido viroleño que asegura que fue una alternativa para también cuidar de sus retoños.
A sus 63 años sigue llegando al molino con tres medios de maíz en dos huacales que lleva en una carreta. Al terminar de moler, lleva lista la masa para iniciar su faena de hacer tortillas en comal de barro. Este padre de familia reside en la colonia San Francisco, de Zacatecoluca, y tiene su humilde tortillería en una esquina de los pasajes del sector, en donde ya lleva 30 años de palmear para llevar este alimento a las casas donde le compran o va a dejar.
Cuenta que desde hace más de 22 años la madre sus hijos abandonó el hogar, por lo que trabajar como ayudante de albañil era difícil porque dejaba solos a sus hijos y a veces tenía que ir lejos.
La venta de tortillas era de su mamá, pero cuenta que, al ver la situación que vivía, ella le dejó el negocio.
«“Así vos estás con tus hijos ahí y no andás de arriba para abajo, ya no los dejás solos”, me dijo mi mamá, y así fue como comencé a trabajar de hacer tortillas», agrega el viroleño.
Desde entonces, asegura que ha venido luchando para sacar adelante a sus hijos. Su mayor inspiración para seguir es uno de ellos.
«Tengo un niño especial [con parálisis cerebral], más trabajo por él; si no, quizá ya no seguiría», asegura este padre de familia.
Miguel dice que se levanta a las 4:30 de la mañana a preparar el maíz, luego espera que enfríe un poco, a las 9 va al molino y de 10 a 1 o 2 de la tarde finaliza con la jornada diaria, que la hace de lunes a domingo.